Barbastro

8-M: una reflexión con los mayores sobre la evolución del papel de las mujeres

Antes, las mujeres se desvivían trabajando y solo algunas de ellas cobraban. Ahora, buscan labrarse una carrera profesional

A la izquierda: Antonio Matinero, de El Grado, y Jaime Mur, de Hoz de Barbastro, dos buenos amigos. A la derecha: José María Santiago, de Barbastro, acude por las mañanas al Hogar de Personas Mayores del IASS de Barbastro. Fotos: Cristina Lanau
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
10 marzo 2025

En las ciudades, cuidar de la casa y de la familia. Y algunas, también trabajar en algunos oficios. En los pueblos, lo mismo, sumándole la tarea de cuidar de los animales domésticos, o de ir al monte o huerto. La labor de las mujeres hace unos años englobaba diversas tareas que pasaban desapercibidas o no se consideraban trabajo, cuando en realidad sustentaban a la familia. Hoy en día, tanto el marido como la mujer trabajan en sus respectivos oficios y las tareas del hogar y el cuidado de los hijos, en la mayoría de los casos, se dividen entre los miembros de la pareja. Un cambio en la sociedad que atiende a diversos motivos. 

Dicen que “cuando el hombre es más anciano, tiene el juicio más sano”. Por este motivo, El Cruzado Aragonés visitó el Hogar de Personas Mayores del IASS de Barbastro para charlar con varios vecinos del Somontano y profundizar en el tema. José María Santiago, de 95 años, acude a este centro por las mañanas y cuenta con una opinión muy formada al respecto. “Antes decían que la mujer se trataba del sexo débil. Y eso es una mentira grande que a los hombres nos la han hecho tragar. Pero ellas nos han demostrado que son más fuertes y listas en todo. Cuando nosotros vamos, ellas ya están de vuelta”. 

Jaime Mur, de Hoz de Barbastro, y Antonio Matinero, de El Grado, coinciden con él. “Antiguamente las mujeres, en los pueblos, también acudían a trabajar al campo o al huerto. Muchas veces, aunque no quisieran. Y, además de eso, cuidaban de los hijos, de sus padres y suegros, de la casa e incluso de los animales. Se trataba de mujeres muy trabajadoras, sacrificadas y fuertes”, explican.

La mujer, el eje de la familia

Santiago define a la mujer, como “el eje de la vida. Alrededor de ella funciona todo”. Antiguamente, la mujer significaba hogar. “Su trabajo no se valoraba. Actualmente, con el cambio de la sociedad, se aprecia mucho más porque ahora los abuelos cuidan de los nietos”, explica Mur. Pero, ¿en qué ha cambiado exactamente la sociedad? Los tres entrevistados coinciden en que “ahora los jóvenes quieren tener lo mejor de todo: la mejor casa, el mejor coche, etcétera”. 

“Antes nos conformábamos con menos cosas. Yo iba comprando las cosas según tenía el dinero. Ahora queremos el mejor televisor, dos coches, una vivienda bien amueblada. Hasta que no tuve 58 años no me pude comprar una casa porque íbamos justos, vivíamos en el día a día”, confiesa Santiago. 

Por ello, Matinero añade que esas necesidades no se pueden adquirir con un solo sueldo. “Por ese motivo, deben cobrar tanto el marido como la mujer. En consecuencia, los abuelos se quedan solos en casa y los niños, a la guardería. Cuando salen de los centros escolares, los abuelos van a recogerlos. Y cuando estos envejecen mucho más, a una residencia. Pero ahora la situación también les obliga…”, añade. 

Rosario, vecina de Barbastro, coincide: «Ahora la vida ha cambiado mucho y no se puede vivir con un sueldo. Por lo que, si las mujeres quieren acceder a determinados puestos de trabajo, necesitan formación y estudian para ello».

Lorenzo, un vecino de Barbastro de 56 años, añade que no solo ha cambiado la sociedad en ese aspecto. También lo ha hecho en los hábitos sociales, «por lo que ahora las mujeres también buscan disponer de su propio dinero para sus caprichos, como los viajes, las compras, los hobbies…». 

La carrera frente a los hijos

El Cruzado Aragonés también decidió preguntar a un grupo de mujeres que se encontraban allí reunidas. Ellas también coincidieron en esta misma opinión. “Ahora las mujeres priorizan los estudios y terminar una carrera a tener hijos. Antes, muchas terminaban sus estudios cuando ya se encontraban casadas y con hijos. Hoy en día, antes de tener un hijo, primero quieren tener la carrera, la casa, el coche y dinero ahorrado. Este cambio ha derivado en una baja natalidad. Además, ahora cobramos para pagar una guardería, en vez de criarlos en casa. ¿De verdad necesitan tanto lujo?”, expresan. 

Según el Instituto Nacional de Estadística de España (INE), a falta de confirmar oficialmente los datos, estiman que durante 2024 hubo un total de 322.034 nacimientos en España. Una cifra que supone un aumento del 0,4 % respecto el año anterior (1.378 más). 

Comparando con las de 2014, hace diez años, las cifras han disminuido bastante. En este año, en España nacieron 426.303 niños, casi cien mil más. Pero, si echamos la vista incluso más atrás, en 2008 nacieron 519.779 niños. Y, si retrocedemos más, un dato muy esclarecedor: nacieron más niños tras la Guerra Civil que en los últimos años. A su vez, se observa que la disminución del número de nacimientos se ha visto acompañada de un retraso en la edad de maternidad. Un indicador que refleja este retraso es el número de nacimientos de madres de 40 o más años, que ha crecido un 8,5 % en los 10 últimos años. 

Frente a estos datos, el grupo de amigas concluye: “El mundo ha avanzado y no puede volver atrás. Pero quizá debe existir un cambio porque si no, se acaba la población”. 

Los oficios de las mujeres

Continuando con los datos del INE, en los doce últimos meses la cifra total de desempleados se redujo en 265.300 personas (98.300 hombres y 167.100 mujeres menos). Santiago, cuando sus hijos se convirtieron ya en jóvenes, no dudó en alentarles a que estudiaran una carrera, incluido a su hija. “A las mujeres se les animaba menos porque se creía erróneamente que no tenían la misma capacidad que el hombre. Y nos han demostrado que eso se trata de una mentira grande como un pino”, declara.

Mur y Matinero coinciden y añaden que ahora ya no se sorprenden al ver a mujeres ocupando puestos de trabajo que tradicionalmente lo hacían los varones. “Las mujeres deben tener las mismas oportunidades que los hombres. ¿Por qué no van a poder ser, por ejemplo, mecánicas?”, se plantea Mur. 

Matinero añade: “El otro día, en un semáforo de Barbastro, paró un autobús y vi que lo conducía una muchacha joven. No me sorprendió porque en otros ya me han llevado mujeres. De hecho, en uno de ellos, vi cómo una mujer conducía un tráiler. Pienso que son muy valientes porque cualquiera conduce un coche, pero un vehículo pesado requiere más valor”. 

No obstante, Santiago considera que “existen facetas de la vida que la mujer resuelve mejor que el hombre. Como la casa, por ejemplo. A algunos hombres que se quedan viudos, como yo, se les cae la casa encima. A mí me pasa cada vez que entro. Yo enviudé cuando mis hijos afortunadamente ya eran mayores, pero si hubieran sido pequeños, no sé si hubiera sabido salir adelante. Sin embargo, sé que mi mujer lo habría conseguido, seguro”. 

A su vez, confiesa que nunca ha entendido “por qué una mujer tiene que ser menos que un hombre. Lo que no me parece bien es que en los puestos deba existir paridad. Es decir, ¿por qué tienen que ser tres hombres y tres mujeres, por ejemplo? También pueden ser seis hombres o seis mujeres, mientras sepan hacer su trabajo. Pienso lo mismo tanto como si hay más mujeres o más hombres”.

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