Beatriz Mairal es una de las pocas canciller-secretaria en las diócesis españolas y la primera en asumir este cargo en la Diócesis Barbastro-Monzón.
Primera mujer en ocupar un cargo de estas características en la estructura diocesana de Barbastro-Monzón. ¿Cómo fue su nombramiento?
La primera sensación fue de agradecimiento. A Dios por haberme llevado a desempeñar una labor en la que, consciente de la responsabilidad, puedo estar al servicio de las personas de la Diócesis de Barbastro-Monzón. A don Ángel, por su confianza al sumarme a este proyecto pastoral que pretende, siempre desde una actitud de acogida, que nadie se quede atrás. Por supuesto, a mi entorno: mi hija María, mi esposo con su acompañamiento incondicional hasta que falleció repentinamente y ahora de una forma especial, mi familia, mis amigos y mis compañeros de la Curia, así como de todas las personas que me han enseñado a lo largo de los años.
Creo que mi nombramiento ha sido un paso natural en la labor de asesoría jurídica que vengo desarrollando desde hace más de tres años en la Curia. Lo hago con vocación de servicio, según he vivido siempre la profesión de abogada, y teniendo presente a la madre Teresa de Calcuta cuando decía que nadie se acerque a nosotros sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz.
En qué consiste su trabajo.
Como canciller-secretaria, algunas de las funciones son las de cuidar de que se redacten y expidan debidamente todas las actas, su custodia en el archivo, dar fe de los documentos curiales como primer notario de la Curia, redactar decretos, disposiciones u obligaciones; levantar acta de hechos, manifestaciones o ser responsable de los documentos, de su custodia y del archivo. Asimismo, llevo a cabo la asesoría jurídica y los casos concretos asignados por nuestro Obispo.
La Diócesis de Barbastro-Monzón, además, cuenta con varias mujeres en puestos relevantes.¿Cómo valora esta situación?
Circunstancialmente somos mayoritariamente mujeres laicas, una de ellas consagrada, y estimo que se debe a una cuestión de cualificación: la labor que desempeñamos requiere tanto de sensibilidad con la misión de la Iglesia como de formación y profesionalidad. Las mujeres también participan, incluso en mayor número que los hombres, como Animadores de la Comunidad, y las hay al frente de varias áreas pastorales, como también hay hombres.
¿Qué cree que deben seguir reivindicando las mujeres en una sociedad occidental como la nuestra?
Creo que la mejor reivindicación, seas hombre o mujer, es poner nuestro empeño en intentar crecer como persona, hacer la labor que cada uno de nosotros tenemos encomendada, de la mejor forma que sepamos y podamos, mirando hacía el bien. Estoy segura de que mujeres y hombres tenemos que avanzar unidos tanto en la Iglesia como en la sociedad en general.