Las caravanas solidarias en busca de ucranianos se están multiplicando. La semana pasada, Miguel Torres describía su epopeya particular para traer a la familia de los dos niños ucranianos que ha tenido en acogida varios años.
El fin de semana, por fin, el viaje se hizo realidad y el lunes por la noche llegaban a Monzón los padres y sus 12 hijos menores de edad. No fue un viaje fácil.
Torres cuenta que, tras hacer público su propósito, consiguió un par de furgonetas (una de ellas donada por la empresa Sanesval) para ir hasta Varsovia a buscar a esta familia. Un vecino suyo se ofreció para conducir la segunda.
Este mini convoy se amplió con otras tres furgonetas. El binefarense Fran Pallarol que, ya la semana pasada, llegó a Peralta de la Sal con una treintena de refugiados ucranianos, ejerció de coordinador, indicándoles rutas y los lugares donde recoger a los huidos de su país.
En Varsovia, Torres describe que pudo entrar al refugio en donde estaban sus hijos de acogida. Sin demasiadas pistas, tuvo que recorrer las instalaciones hasta que le reconoció Bohdan, el niño que había tenido en acogida. Y así pudo sacar a toda la familia Takchuk y emprender el viaje de vuelta, una vez llenaron el resto de las furgonetas del convoy.
De camino a Monzón
El trayecto hacia Barbastro transcurrió sin incidentes hasta muy cerca de Lyon, cuando una de las furgonetas se averió. Miguel Torres pidió ayuda a Julio Azcona, empresario montisonense y amigo suyo.
Azcona no lo dudó y con una furgoneta cedida por el binefarense David Viudas, que también participó en la primera caravana desde Binéfar, se desplazó hasta la ciudad francesa a recoger a la familia.
Azcona, además, hizo las gestiones oportunas con el Ayuntamiento de Monzón para que tuvieran un alojamiento en el destino. Y el equipo de gobierno montisonense cedió las instalaciones de la residencia de deportistas. “Había estado ocupada el fin de semana por el ‘Monzón summit’ y los trabajadores vinieron desinteresadamente a arreglar las habitaciones”, relata Eliseo Martín, concejal en Monzón.
Azcona también habló con la Asociación de Hostelería de Monzón; varios establecimientos están ofreciendo estos días desayunos, comidas y cenas para ellos.
La primera parada en la capital mediocinqueña fue el centro de salud, cuyos profesionales acudieron para una primera revisión médica de los menores.
El lunes pasado, ya acomodados en la residencia, seguían las gestiones para hacer la estancia de esta familia refugiada lo más tranquila posible.
Otra ayuda imprescindible está siendo la de Yuliia Paladink. Esta ucraniana, residente desde hace 11 años en Monzón, se ha ofrecido voluntaria para ayudar a esta familia, con 12 hijos menores de entre tres meses y 15 años. Tan pronto les ayuda a seleccionar la ropa donada que les puede servir, como para explicarles qué hay de menú cuando van a comer.