La fotografía de la niña muerta en el hospital materno infantil de Mariúpol, a consecuencia del bombardeo ruso, me heló la sangre. Era igual a mi nieta Greta, de siete años. Llevaba pijama con muñequitos del unicornio en las perneras del pantalón y unos calcetines morados, todo ensangrentado.
Por la expresión de su rostro podría decirse que su espíritu todavía estaba cerca. Vi en ella a todos los niños, a todos los nietos; el sufrimiento de todos los padres, de todos los abuelos. ¿Qué será la vida para todos ellos, a partir de ahora? ¿Qué sería de mí?
Putin has envenenado, encarcelado y eliminado a todos los que te molestan, pero lo de los niños prueba tu insania criminal. Bombardeas escuelas, hospitales e infraestructuras civiles. Condenas al pueblo de Ucrania al dolor y al miedo y a 5 millones de personas al exilio; provocas el terror contra los civiles para rendir las capitales.
Y ese infierno ¿a qué viene? ¿Qué te han hecho? ¿Adónde vas Putin? ¿Quién te has creído que eres para provocar tamaño sufrimiento, para disponer de ese modo despiadado de la vida y hacienda de sus habitantes? Aspiras a la Rusia Imperial o a la Rusia Soviética ¿para qué? ¿Para coronarte nuevo zar de todas las Rusias?
El pueblo ruso no es como tú. El alma rusa está en la literatura de Gógol, Tolstói, Dostoievski, Turguéniev… Esa es la Rusia eterna, la que tú mancillas. De hecho, son muchos los disidentes rusos que se manifiestan en las calles y plazas de ese gran país en contra de tus crímenes, que son brutalmente agredidos por tus agentes.
Tuviste grandes maestros: las masacres de cosacos y hambrunas provocadas por Lenin, en Ucrania en 1921. La hambruna y el canibalismo bajo Stalin. El horror nazi de Hitler en 1941: Ucrania pueblo mártir.
“La tierra ucraniana es nuestro tesoro porque es valiosa y crece de todo, por eso nos han intentado invadir dos dictadores: Hitler y Putin”, decía uno de estos días el alcalde de Peremyhlyani.
¿Qué más vas a hacer? ¿Apretar el botón rojo? Te has atrevido a amenazarnos con la guerra nuclear y, de hecho, has atacado a la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, cuyo edificio auxiliar fue incendiado, y un ser capaz de hacer eso a los niños lo creo capaz de todo, pero en el fondo eres un cobarde: tienes horror a contraer el covid por eso sitúas a tus interlocutores en mesas kilométricas, lejos de ti.
Zelenski y su pueblo te van a dar tu merecido.
¡Viva Ucrania libre!