Tras dos años “de parón” sin celebraciones en las calles por culpa de la pandemia, los integrantes de las diferentes cofradías religiosas de Barbastro muestran su satisfacción por tener ante sí la posibilidad de “volver a celebrar la Semana Santa como se merece”. Aunque es imposible esconder la ilusión de los cofrades, reconocen que sigue habiendo reticencia, cautela y mucha incertidumbre. En ese sentido, habrá que esperar hasta el último momento para ver cuántas son las personas que acaban participando de modo activo en las procesiones.
Por otro lado, animan a los más jóvenes a colaborar. Al margen de tener mayor o menor devoción por determinado paso, deben pensar que “tenemos imágenes que son patrimonio cultural de la ciudad, es fundamental que haya una continuidad y un relevo generacional”. No obstante, el censo en las cofradías “no ha variado en exceso” y casi todas han impuesto medallas a nuevos cofrades. Hay dudas de si este 2022 será una Semana Santa como las previas a la anterior década, pero sí se presenta como el punto de partida para recuperarla con cierta normalidad y el esplendor que se espera de una Fiesta de Interés Turístico Nacional.
“Es una ilusión procesionar con una nueva imagen”
Carlos Azcón, de la Cofradía del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad asegura que la vuelta a la normalidad tras dos años sin procesionar “es complicado”. “Se nota la desconexión pero sigue habiendo mucha ilusión. Cuesta volver a hacer que todo funcione de nuevo”, señala. La principal novedad de este año es el cambio de la talla de su Cristo Yacente. “Teníamos una imagen de cartón-piedra y ahora es una escultura muy realista. Es una ilusión poder procesionar con una nueva imagen”, explica.
En la cofradía, cada año ha ido habiendo nuevas incorporaciones, pero se han notado estos dos años “de parón” porque ha habido gente que no se ha podido incorporar. “Tenemos catorce nuevos cofrades y el año pasado tuvimos unos diez o doce. En total somos unos 385 aproximadamente, y a la procesión saldremos en torno a 200. Hasta el último momento no sabes quién va a poder participar”, indica Azcón. El número de la banda se ha visto reducido, sobre todo en las cornetas, “y así es difícil sacar nuevas piezas”. “Lo principal es animar a la gente que participe de cualquier modo. Cada uno viene por distintos motivos, pero la gente que entra se queda, algo tendremos”, concluye Azcón.
“Cuando te metes en una cofradía, el grupo te invade”
“Son dos años de un anhelo contenido para poder expresar nuestras manifestaciones de fe que se han quedado ahí dormidas”, indica Pili Postigo, de la Cofradía de Nuestra Señora de La Merced. La ilusión está a flor de piel y este año La Merced recupera su visita a Alquézar y Buera. “Ayudamos a estos pueblos para que también noten la Semana Santa. Volveremos a tocar los tambores en un gran día de convivencia”, explica. En relación a los pasos, reconoce que “está costando llenarlos”.
“La gente se ha hecho mayor y tenemos dos pasos. Este año hemos hecho veinte nuevos cofrades y tenemos un censo de unos 250. En las procesiones, calculo que desfilaremos alrededor de 180. Somos la cofradía más penitente de vela”, señala Postigo. Por otro lado, apunta que el relevo sigue siendo una asignatura pendiente “porque los jóvenes de ahora no son como los de hace veinte años”. “La Semana Santa de Barbastro tiene mucho esplendor. Estos dos años nos ha cambiado el chip de la vida. Hay cofradías que tiran mucho porque hay devoción por sus pasos. Pero siempre hay que tener la oportunidad de participar en las procesiones. Cuando te metes en una cofradía, el grupo te invade”, destaca.
“No se concibe una Semana Santa sin instrumentos”
Eulogio Núñez, presidente de la Cofradía de San José, asegura que “está todo preparado” y “la ilusión es máxima”. “Los cofrades tienen unas ganas impresionantes”, añade. El Domingo de Ramos, la cofradía hará su procesión habitual con el paso de la Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén que partirá desde la Catedral hasta la plaza del Mercado donde se hará la tradicional bendición de palmas y ramos. Por otro lado, Núñez apunta que “se ha notado dos años sin ensayar”.
“Somos unas dieciocho personas en la banda. Los instrumentos son un camino. Una Semana Santa sin tambores ni cornetas no te la imaginas. Ahora oyes un tambor y el corazón se te hincha. En una cofradía pequeña como la nuestra pusimos la banda hace pocos años. En cuanto oyes lo poco que tenemos se te pone el corazón a mil”, señala. A pesar de ser solo 60 cofrades, la historia va de la mano de la cofradía de San José. En El Cruzado Aragonés del 22 de febrero de 1930 aparece citada esta cofradía como “antiquísima cofradía del gremio de los carpinteros” con lo que nos aclara el carácter gremial que tuvo desde hace casi cien años, ligada al sector de la madera.
“Este año la palabra que más se escucha es ilusión”
Para Ana Belén Andreu, de la Cofradía de Jesús atado a la Columna la palabra este año es “ilusión”. “Dos años dan para mucho. No sabemos si estaremos muchos hasta el mismo día, pero las ganas no faltan. Con las imposiciones de medallas de los últimos días empezamos a palpar el ambiente de Semana Santa”, indica. Un clima “necesario” para recuperar las sensaciones previas a la pandemia. “Para este año tenemos muchas cornetas, unas doce. El Jueves Santo estaremos unos treinta en la banda. El número total de cofrades en La Columna son unos 400”, calcula.
En ese sentido, asegura Andreu que sí existe un relevo generacional. “De hecho, en la Junta somos gente joven. Ha habido bajas simbólicas por culpa del covid, pero la gente sigue estando fiel”, añade. Subraya que “el gancho” para atraer a la juventud puede ser entrar a la cofradía a través de la banda. “Las cofradías somos una gran familia. Es un espacio de convivencia donde pueden disfrutar en la sección de instrumentos con sus amigos. Además, se nota cuando vienen porque les gusta y no por obligación. Tiene que ser un espacio para poder enseñarles e inculcarles valores de compañerismo”, insiste.
“La sección de instrumentos pone el sonido a la oración”
La Hermandad del Santo Cristo de la Agonía y Nuestra Madre Dolorosa es una de las cofradías que más devoción atrae en Barbastro. Silvia Peropadre, su presidenta, asegura que “hay una gran ilusión y a la vez expectación porque sigue habiendo algo de incertidumbre”. “Los cofrades tienen ganas y están trabajando para que todo esté a punto estos días”, añade. La Hermandad la componen hasta 460 cofrades, de los que 300, aproximadamente, procesionan en las tres procesiones particulares y en la General del Santo Entierro.
Aunque asegura que durante los dos últimos años no se han impuesto medallas, “este se van a hacer más de 25 nuevos cofrades”. “Las secciones de instrumentos son una fuente de nuevos cofrades, porque es allí donde comienzan la mayoría de niños y jóvenes. Ponen el sonido y el ritmo a la Semana Santa. Son sonidos que muchas veces se convierten en oración”, indica Peropadre. Asimismo, señala que “ser cofrade no es solo salir en las procesiones, es una forma de vida. Es una persona que se define como cristiano con compromiso. Es darse a los demás los 365 días del año”, concluye.
“Hay una mezcla de ilusión e incertidumbre”
Según Armando Linés, de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, “hay una mezcla de ilusión y de incertidumbre”. “Hay ganas por volver a salir y de volver a hacer todo lo que hemos dejado de hacer, pero todavía quedan detalles por pulir que antes no era habitual y otros años ya estarían acabados”, destaca. Sin embargo, es consciente de que “cuando nos veamos de nuevo en la calle, esa devoción y seguridad volverá”.
“Nos está costando porque han sido dos años de parón que no teníamos previsto. Ha sido casi una desconexión total. No has podido vivir intensamente lo que es ser cofrade. Cuando se vuelvan a ver las procesiones por la calle creo que volverá a despertarse ese espíritu que parecía dormido”, explica Linés. Opina que las secciones de instrumentos de las cofradías “no dejan de ser un semillero y algo muy atractivo para la gente joven”. “El sonido de la Semana Santa de Barbastro es muy característico y no se concibe sin instrumentos. Así, formar parte de esta sección requiere un compromiso, tiempo de ensayos y dedicar tiempo para interpretar marchas nuevas y poder coordinarse”, concluye el presidente.
“Tenemos preparada una nueva pieza para el Domingo 17”
La túnica negra y los guantes rojos de la Cofradía del Descendimiento volverá a procesionar tras dos años sin hacerlo. José Abad asegura tener todo preparado “esperando con muchas ganas el pregón y el Domingo de Ramos que dan inicio a la Semana Santa”. El Descendimiento la componen unos 200 cofrades, la banda la forman 40, y sus dos pasos los portan 24 en el del Descendimiento y 18 el de ‘La Piedad’.
Reconoce Abad que “prácticamente” no ha tenido ninguna baja durante estos dos últimos años. Avanza que para el Domingo de Resurrección tienen preparada una pieza nueva que la sección de instrumentos interpretará durante la procesión, acompañando al ‘Cristo Resucitado’. “Hemos estado ensayando y tenemos intención de tocar una canción nueva el Domingo de Resurrección. Es una pena que este año no haya tamborrada”, añade. Este año, la cofradía del Descendimiento tiene siete nuevos cofrades. “De momento no hemos recibido negativas de gente que no quiera salir en los pasos. Pero hasta que no llegue el día de la procesión, el Martes Santo y el Viernes Santo no sabes al cien por cien quien estará”, indica.