A las 18 horas, los bombos y tambores comenzaron a sonar por las calles de Azanuy. Las bandas, una a una, fueron llegando a la plaza, donde esperaba el público. Después llegó el turno de las exhibiciones de cada uno de los grupos. En esta decimoséptima edición participaron 4 formaciones: Banda de Timbals i Gralles de Calafell –participaron por primera vez en el evento-, Cofradía del Santo Sepulcro de Monzón, Banda de Tambors del Sant Crist de Lepant de Valls y Banda de Bombos y Tambores Villa de Azanuy. Había prevista una quinta banda, la Cofradía del Descendimiento de Barbastro, pero al final no pudo acudir por motivos personales.
Posteriormente, llegó el momento de la entrega de los recuerdos, en esta ocasión se trataba de una bota de vino artesanal elaborada por la botería Mairal de Sariñena y personalizada para la ocasión. Se entregó una a cada uno de los grupos participantes, a algunos colaboradores y a Javier Avellana y Ana Ruipérez (profesores de la formación local). También tuvo un reconocimiento especial la sección infantil de la banda de Azanuy, la cual se ha estrenado este año.
Como colofón, un toque conjunto protagonizado por todos los participantes puso el punto final a una jornada preparada con mimo por la banda azanuyense y que reunió abundante público (se notaba que había ganas). Una merienda para reponer fuerzas y un sorteo de regalos puso el broche de oro a una cita en la que todo el pueblo se vuelca.
Este evento, enmarcado en las fiestas de San Pedro de Verona, se volvió a celebrar después de 1099 días, ya que los dos años anteriores no se realizó debido a la pandemia.