Trabajar y vivir el día a día en una empresa es la mejor forma de aprender; ya se puede quitar el papel, el boli y el pupitre. En algunos cursos, las llamadas prácticas son obligatorias. Y las empresas agradecen los convenios que realizan con los centros para contratar estudiantes. Estos, si las empresas valoran positivamente su destreza, tienden a alargar su relación contractual con los establecimientos y entran en la vida laboral. Además, es una forma de mejorar el oscuro porvenir de los jóvenes.
En Elaborados Julián Mairal tienen actualmente a una estudiante realizando sus prácticas y no pueden estar más satisfechos. “Las fechas en las que viene son buenas porque es cuando más faena tenemos y nos es de gran ayuda. Son fechas de mucho trabajo y siempre ayuda tener una mano más, y si lo hace bien, pues mejor. Valoramos muy positivamente este convenio con el Grado Medio de Elaboración de Productos Alimenticios”, explica Eva Torres, responsable de calidad de Elaborados Julián Mairal. Asegura que “una vez empezada esta relación es favorable para ambos poder continuarla lo máximo que podamos”.
No obstante, Torres cree que tanto los centros educativos como las empresas deberían mostrar más interés. “Hasta que vino el profesor a contármelo no sabíamos de qué se trataba. Estaría bien que por parte del instituto, no solo este Grado Medio sino en toda la oferta de Formación Profesional, diesen más información. Al final es tener a un estudiante que acaba de terminar sus estudios y ves las ganas que tienen de aprender y que son válidos”, señala. Asimismo, opina que la FP “debe reorientarse” porque son oficios que “igual un día se pierden”. “La fabricación de embutidos no tiene ningún misterio. Pero es mejor que vengan nuevos trabajadores con una base fundamentada que empezar de cero. Nosotros estamos contentos con el bombo que se le da a este tipo de formación. Me extraña que haya poca gente queriendo estudiar este Grado Medio porque en nuestra zona son muchas las salidas profesionales que tiene. Hay empresas locales con muchísimo tirón”, concluye Torres.
Formados y con ganas
En el mismo sentido, Avidey Lalueza, de Jarana Gourmet, se muestra satisfecha con las experiencias que ha tenido con alumnas que han salido de la Formación Profesional. “Veo genial las prácticas. Antes teníamos una chica y se quedó, aunque con la pandemia tuvimos que rescindir el contrato. Ahora tenemos a otra chica, que si sigue haciéndolo igual de bien seguro que se queda”, apunta.
Subraya que es un buen tipo de formación para todo tipo de persona, tanto personas jóvenes con poca vida en el mundo laboral, como otras con experiencia. “Salen preparados. Cada empresa tiene su forma de trabajar y el alumno debe adaptarse, pero los estudiantes salen preparados, con nociones avanzadas. Y con controles en calidad y registro de papeles”, indica. Reconoce que les enseña “lo poco que no saben” y al final decide si hacerles contrato o no.
Por otra parte, Lalueza opina que la FP está infravalorada. “Quizás es porque la gente no quiere trabajar este tipo de oficios. Son de los de mancharte. Pero por empresas no será, porque son lugares de trabajo que casi siempre buscan gente. Pero buscan personal cualificado. De cualquier Grado Medio vas de cabeza a cualquier puesto de trabajo, lo tengo claro. Encontrar a gente joven que quiera trabajar es difícil”, asegura.