La labor de la bibliotecaria han tenido un papel destacado en el panorama nacional. No sin posibles trabas, consiguieron un hueco dentro de las bibliotecas para llevar la información y el conocimiento hasta el más recóndito de los lugares. Un homenaje en forma de visibilidad y reconocimiento de grandes profesionales que han aportado grandes avances en pro de la profesión, las bibliotecas, su defensa y servicios.
Silvia Martínez. Benabarre
Silvia Martínez siempre ha estado ligada a la biblioteca de Benabarre. Cuando María del Carmen Bergua, la anterior bibliotecaria, se jubiló, no dudó en coger su testigo. Aunque asegura que las primeras semanas fueron duras, ella lo hacía encantada. «Muchas veces las bibliotecarias parecemos psicólogas. Tenemos que recomendar libros a los que vienen preguntando y tratar con ellos. Luego los niños que vienen te paran por la calle. Es impagable», señala. Opina que sin una biblioteca en Benabarre se perdería mucha cultura y que tras la pandemia parece que se ha vuelto a retomar una rutina de lectura.
María del Carmen Arcarazo. Barbastro
Hace 30 años que María del Carmen Arcarazo está en la biblioteca de Barbastro. En ese tiempo, confiesa que ha visto la evolución y la adaptación de las bibliotecas «al mundo online». «Sobre todo en los últimos 20 años. Ha sido una revolución. Las bibliotecas hemos sido pioneras en el uso de internet», afirma. Por su parte, asegura que lo que más le gusta es la selección y catalogación de los ejemplares, «porque un libro mal actualizado es un libro perdido». «Es una tarea en la que me sumerjo y me llena. Es una labor vital para que los usuarios puedan encontrar el libro que quieren leer», añade.
Rosa Berníz. Ballobar
Rosa Berníz asegura entre risas que debe ser de las más veteranas en las bibliotecas de Huesca. «Desde septiembre de 1991», apuntilla con exactitud. Expresa que tantos años al frente de la biblioteca de Ballobar han creado una especie de red de confianza. «Vienen directamente a mí en vez de buscarlos en las estanterías porque saben que lo voy a encontrar. Esa relación tan buena me llena», añade. Señala que en Ballobar «se nota el interés cultural y por eso somos tan activos». «No solo somos un punto de referencia para la lectura, abarca más cosas y a todas las edades. Es importante para el pueblo».
Lourdes Satué. Monzón
Lourdes Satué ha cumplido 24 años como bibliotecaria de Monzón. En casi un cuarto de siglo reconoce que no se valora suficiente la labor que hacen estos centros. «Las bibliotecas tienen una gran importancia. Muchas veces no se reconoce cuando realmente se necesita este servicio. Es que no es solamente un sitio para estar. Somos los grandes olvidados», lamenta. Asegura Satué que la labor social que cumplen las bibliotecas con pocos centros lo pueden comparar. Lo que más aprecia de su trabajo es entablar conversación con los más pequeños y ver cómo eligen su libro favorito.
Juan Castán. Aínsa
Juan Castán lleva desde 1994 en el Ayuntamiento de Aínsa y en la biblioteca de la localidad desde hace más de 10 años. Lo que más le llama la atención es que vive la evolución de los usuarios, sobre todo de los más pequeños. «Primero con sus padres y madres, después vienen a hacer deberes y luego ves que ya están preparándose la selectividad», indica. Es consciente de que en los pueblos, las bibliotecas son puntos de encuentro. «Damos acceso a la cultura. Las personas mayores nunca pedirían un libro por una gran plataforma logística. Nos lo piden a nosotros y se lo llevamos, les damos ese servicio», añade.