Alto Aragón

Cervezas artesanas: la no tan amarga resistencia rural

Rondadora en Sobrarbe, Chinchana en Ribagorza y Bachiella en el Somontano. Estas son tres cervezas artesanas en cuya raíz está el amor por los pueblos

cervezas artesanas
Quince proyectos cerveceros tienen su sede en el Alto Aragón. Foto: Cerveza Bachiella.
Lucía Abadías
15 agosto 2022

Maridar dos amores diferentes, la cerveza y los pueblos, tiene como resultado cervezas artesanas que poco tienen que ver con las grandes marcas. Alrededor de una quincena de emprendedores han situado en el Alto Aragón la sede de sus pequeños proyectos cerveceros.

Desde la conocida Rondadora del Sobrarbe hasta la nueva Chinchana de Campo, pasando por el éxito, también gastronómico, de la Bachiella de Salas Bajas. Si hay algo en lo que están de acuerdo sus tres representantes es en que hace falta tener mucha afición para poder tirar hacia delante y en que, sin duda, se sienten totalmente realizados.

Javier Román, de Bachiella, lo dice claro: “Transformé mi pasión en una forma de vida”. Víctor Lanau, de Rondadora, cuenta cómo una Semana Santa se juntaron los amigos para hacer cinco litros de cerveza, les salió buena, y, tras varios lotes de 100 litros, decidieron saltar al mundo empresarial. Sin embargo, añade que las leyes no lo ponen nada fácil en el medio rural. Para Pablo Latorre, de Chinchana, “aportar algo al pueblo” es lo que le ha llevado a crear su propia firma.

Industriales y artesanas

Calidad y cantidad son los dos factores que distinguen, de manera generalizada, los productos artesanos y los industriales. También es así en el mundo de las cervezas.

“Nosotros hacemos una cosa y ellos hacen otra”, declara Javier, de Bachiella. “Apostamos por una cerveza que tiene sabor, aromas, y una historia detrás. Una cerveza que hace años se disfrutaba, antes de que llegase la revolución de las industriales. Pero lo que más caracteriza a las cervezas artesanas es poder tomarlas in situ”, añade.

“Lo que más caracteriza a las cervezas artesanas es poder tomarlas ‘in situ'”

Javier RománSocio de Bachiella

“Son estilos minoritarios que las cervezas comerciales no hacen porque saben que no van a llegar a un porcentaje muy alto de la población”, argumenta Víctor Lanau. Además, en Rondadora no trabajan mucho el lúpulo, rasgo que los distingue del resto del mercado.

Producto de proximidad, materia prima de lejos

Cuando se habla de artesano y de medio rural, probablemente tendemos a pensar que los productos intermedios también son de kilómetro cero. Nada más lejos de la realidad. Es cierto que el proceso de producción tiene lugar en los pueblos. Rondadora fabrica en La Cabezonada y Bachiella en Salas Bajas, en lo que Javier Román denomina “nanocervecería”. Es una antigua bodega de vino que transformó en cervecera y donde el proceso manual, que define como “humilde y rudimentario”, le quita todo el protagonismo a las máquinas.

“Son estilos minoritarios que las cervezas comerciales no hacen”

Víctor LanauSocio de Rondadora

Por su parte, Pablo Latorre, al ser socio único de Chinchana, asegura que le resultaba económicamente inviable producir en Campo. La solución que encontró fue una fábrica colaborativa en la que alquilan el material, pero pone sus materias primas.

Sin embargo, las maltas son originarias de lugares de fuera de España, como Alemania. Los cereales de la zona están destinados en gran medida a las cervezas industriales. Esto es, comprar en grandes cantidades y la cantidad por encima de la calidad, aseguran los maestros cerveceros. Pablo, de Chinchana, añade que “con los productos de cercanía te limitas”. Javier adquiere lúpulo de Daroca, y Víctor Lanau ha comenzado hace poco a trabajar con una proveedora española cuyo grano procede de los Monegros y del Somontano. Este último sí que ve como un reto trabajar con materias primas lo más cercanas posibles y, por ejemplo, transformar allí el cereal.

No hay que olvidar, y los tres lo destacan, que la mayor parte de la cerveza es agua. Y en su caso, al proceder del medio rural, tiene una calidad superior.

Crisis de inflación

“Que un botellín suba veinte céntimos se nota mucho”, afirma Pablo Latorre, de Chinchana. El cereal, el vidrio, el transporte, el etiquetado o el aluminio de las chapas forman parte de las materias primas que encarecen a las cervezas. “Son momentos complicados para el sector gourmet de productos artesanos”, asegura Javier, socio de Bachiella.

“Hay una generación que está en pro de la economía en los pueblos”

Pablo LatorreSocio de Chinchana

Víctor, de Rondadora, se adelantó a la situación y encargó materias primas a principio de año. Ha instalado placas solares y, al usar botellas reutilizables, no necesitan más vidrios. Les gustaría bajar el precio de las cervezas como respuesta al descenso del poder adquisitivo, pero asegura no encontrar la fórmula.

Cervezas con causa

Bachiella ha ganado certámenes a nivel internacional y ha abierto un restaurante en Pozán de Vero. Rondadora forma parte de la lucha activa por los pueblos y destina parte de sus ganancias a distintas causas. Además, las tres organizan festivales o ferias.

En la raíz de estas cervezas artesanas está la reactivación y la protección del medio rural. Poco tiene de amarga su aportación a la creación de un elemento de unión de los pueblos y entre generaciones. Chichana hace referencia al baile tradicional de Campo; Rondadora es una oda a “la gente que sigue aguantando en los pueblos”, es la ronda que pasa por las casas de los pueblos durante la fiesta mayor.

Pablo Latorre asegura que “hay una generación que está en pro de la economía y las actividades del pueblo. Nos hemos dado cuenta de que en el pueblo se vive muy bien, la calidad de vida es inmejorable”.

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