En la contraportada de El Cruzado Aragonés del 26 de agosto venía la experiencia de Pilar Piedra, de su operación de trasplante, a raíz de la cual ve belleza en todas las cosas.
No es lo mismo, pero me ha hecho recordar y revivir los momentos de mi operación del corazón. Me hicieron un by pass, o en el argot médico un monopontaje (hacer un puente entre dos arterias que estaban obturadas para que pudiera pasar la sangre).
Fue al entregarme el informe de alta cuando leí en qué había consistido la operación: 35 minutos de respiración extracorpórea; 19 minutos con las arterias crampadas… etc. La imaginación vuela y una se ve en la mesa del quirófano totalmente indefensa y con el equipo médico arreglando mi corazón.
Al volver a casa, cada vez que al acostarme escuchaba el latido del corazón contra el colchón la sensación de estar viva, a pesar de haber estado más de media hora sin respirar y sin que circulara la sangre por mis arterias, era de gran admiración por la profesión médica y hacia la ciencia que consigue estos milagros que hacen que nuestra vida se recomponga de nuevo.
Además, me hace pensar en lo complejo de nuestro cuerpo, de cómo está organizada nuestra naturaleza con cada órgano, cada célula con su misión específica, para hacer de nosotros un elemento más de la Creación, con sus ciclos, sus procesos, su principio y su fin.
Me admiran los árboles, las plantas, la naturaleza en su conjunto. Su revivir en la primavera con su verdor y sus flores; con sus frutos y todo su esplendor en verano; el cambiar de color y desprenderse en otoño para morir y descansar en invierno y recomenzar de nuevo en la siguiente primavera.
Creo que no valoramos suficientemente estos hechos. Me parecen verdaderos milagros. Al menos yo no lo hice hasta después de mi operación. Ahora veo la mano del Creador en todo y siento una gran admiración porque, como dice el salmo: ¿Con quién se aconsejó para que le sugiriera el método inteligente? Todo tan preciso, tan organizado, tan perfecto.
Solo que muchas veces nosotros mismos lo estropeamos. No solo nuestra salud con hábitos de vida poco buenos, sino también con el planeta, nuestra casa común que estamos destrozando con actuaciones poco o nada respetuosas.
Tendremos que ser cada uno de nosotros quienes tomemos conciencia de la realidad, sin esperar que empiecen los demás ni esperar que sean los gobernantes que nos vayan ordenando con leyes nuestro modo de actuar.
Gracias a Pilar Piedra que me ha hecho recordar aquellos momentos difíciles para mí y para mi familia y amigos, pero que recuerdo con inmenso agradecimiento a todos los que me ayudaron a superarlos y a Dios porque ha hecho que vea la vida con otros ojos. Ojos de admiración y agradecimiento por su creación.