Las expectativas de cambio en la ciudad después de las elecciones de mayo de 2019 eran muy altas. Quizás demasiado para un nuevo equipo de gobierno sin experiencia en una administración lenta por su burocracia. Y con un Ayuntamiento con una secular falta de personal.

Uno de los principales temas que estaban sobre la mesa era (es) el servicio de la limpieza viaria. No tardaron mucho en desempolvar un acuerdo (encomienda de gestión) por el que la Comarca organiza el personal y material que paga el Ayuntamiento. Un documento con más de 20 años; la ciudad ha cambiado y es imprescindible actualizarlo.

Han pasado tres años desde entonces. Ambas partes manifiestan públicamente su voluntad de mejorarlo, pero no se está materializando. Parece que el escollo del acuerdo está en el coste.

Cabe plantearse, en este tema, si esa voluntad política es real y no bastaría con una reunión a nivel político (los técnicos parece que trabajan desde hace tiempo sin llegar a meta).

Otros proyectos también se están dilatando en el tiempo. El contexto general nos ha llevado a vivir una pandemia y una crisis económica. Dos cuestiones importantes, que, obviamente, no son atribuibles a una mejor o peor gestión.

Durante la pandemia, la maquinaria del Ayuntamiento no dejó de funcionar, si bien todo quedó focalizado en el covid. Y cuando parecía verse la luz, llegó la guerra y la consecuente crisis que también nos alcanza.

Como consecuencia, y esta es la explicación general que llega desde el Ayuntamiento para la paralización de los proyectos (presentados por segundo año en presupuestos), los precios han subido y han obligado a readaptar proyectos, a modificar presupuestos y a comenzar uno de esos eternos procesos administrativos que, de nuevo, se topan con una farragosa burocracia y un personal escaso para llevarla a cabo.

Unas explicaciones que, sin embargo, no llegan al público. Quizás el Ayuntamiento debería hacer un esfuerzo comunicativo para explicar las razones reales por las que los tan esperados proyectos no están llegando a buen puerto en plazos más razonables. La transparencia siempre es una buena compañera en el camino.