Tribuna
Araceli Cavero A cuatro manos
Tribuna

Las mujeres en Afganistán

Araceli Cavero A cuatro manos
13 octubre 2022

Hace unos días asistí a una reunión por zoom cuyo tema era el que encabeza este escrito. Participaron tres mujeres que nos hablaron de los momentos duros que pasaron con la primera llegada de los talibanes al poder. Después llegaron los norteamericanos a llevar un soplo de aire fresco en cuanto a la recuperación de los derechos de las mujeres. Luego, de improviso, las tropas estadounidenses se marcharon de Afganistán dejando al país sumido en un caos.

Todos vimos las imágenes de personas desesperadas intentando subir al primer avión que los llevara lejos. Los países extranjeros se apresuraron a retirar las delegaciones y los posibles ciudadanos que se hallaban allí.

Lo que sucedió en Afganistán a finales de agosto de 2021, ocupó muchos espacios en los medios de comunicación, pero como sucede casi siempre, pasados unos días la noticia desaparece de los informativos y parece que todo ha vuelto a la normalidad. Sin embargo, a poco que nos preocupemos, sabemos que no es así.

Las mujeres en Afganistán están totalmente sometidas a los varones. Entre las participantes hubo un comentario que me indignó; una de las comparecientes habló de la obligatoriedad de llevar el burka, ya que los hombres afganos al ver el rostro de una mujer pueden sentir excitación sexual. Y pensé ¡Bravo! La culpable ella por tener un rostro con ojos, nariz y boca. No él por ser un obseso sexual. Y mi otro pensamiento: si un afgano pasa unos días en un país occidental, sobre todo si es en verano, ¿estará permanentemente excitado?

Entre las participantes hubo una joven afgana de dieciocho años refugiada en España que trabaja en Cruz Roja. Su testimonio sobre el sufrimiento de su pueblo fue impresionante. Su mayor preocupación al preguntarle qué podemos hacer nosotros, fue que apoyemos la educación, tanto de niños como de niñas, porque dijo: “La educación es la manera de alcanzar los sueños y ser libre”. Y es que allí está prohibida, especialmente para las mujeres. No es solo este caso, supongo que debe haber miles, si no millones.

Ahora mismo estamos oyendo en las noticias el caso de la mujer iraní muerta mientras estaba en dependencias policiales, denunciada por llevar mal puesto el velo, y es que resulta que un mechón de su cabello sobresalía al exterior. Llega un momento en que tanta prohibición y tanta norma sin sentido llega a su punto máximo y tiene que explotar. Es lo que ha sucedido con las mujeres en Irán. Por fin se han revelado, han dicho basta ya y han salido a la calle a protestar ¡Bien por ellas!

Quizá solo sea un principio, pero así nacen los grandes avances en la historia. Me viene a la mente, por ejemplo, la lucha de las sufragistas, de las que a alguna le costó la vida su lucha por el derecho al voto para las mujeres. Sin embargo, hoy las mujeres de los países occidentales tenemos reconocido el derecho al voto. Esperemos que nunca lleguen tiempos en que tengamos que lamentar la conculcación de los derechos adquiridos con tanto sufrimiento.

En algunos países occidentales, también en España en algunas ciudades, han salido a protestar ante las embajadas de Irán, haciéndose solidarias con Mahsa Amini, pues lo que sucede a una mujer en la otra parte del mundo debe afectarnos a todas, solidarizándonos con las hermanas que sufren. ¿No globalizamos la economía? Globalicemos también la solidaridad. Vivimos en un mundo interconectado y nos necesitamos unos a otros. A ver si somos conscientes de esto. Nos irá mejor.

Suscríbete aquí a nuestra nueva newsletter

Leer más
Más en Tribuna