Después de una larga experiencia en hostelería, esta barbastrense se ha lanzado a abrir su negocio de comidas para llevar. Afirma que siempre le picó el gusanillo de montar algo propio, pero no cualquier negocio se adecuaba a sus necesidades.

En este momento vital de Carmen, la maternidad pesa mucho. “Soy madre de dos niños pequeños. Así que he calibrado muy bien el tipo de negocio en el que me iba a meter. Quería trabajar en lo que me gusta, estar con mi familia y no morir en el intento. Un restaurante resultaba demasiado exigente en tiempo y, por supuesto,  en inversión. Este tipo de establecimiento me permite flexibilidad y se adapta mejor a la vida que llevo ahora. Sobre todo, con hijos menores de cuatro años. Tengo el colegio a cinco minutos, parques… Conciliar en un lugar sin apenas distancias facilita la vida. Sin duda, poner todo esto en marcha en una ciudad requeriría más energía y más presupuesto, seguro”.

«Quería trabajar en lo que me gusta, estar con mi familia y no morir en el intento»

Carmen PintadoEmprendedora en hostelería en Barbastro

Y dos factores han resultado determinantes en esta aventura: el apoyo de su marido y encontrar el local perfecto. “Sin el compromiso de mi marido hubiera resultado imposible” y por otro lado dar con un lugar totalmente equipado y con todas las licencias en regla. “Esto me ha evitado muchos trámites, tiempo y energía, que a veces son un auténtico lastre para el emprendedor”.

Para ella, poner en marcha un negocio en un lugar pequeño conlleva ventajas incuestionables porque funciona más el boca a boca. Potencialmente, aquí existen menos clientes pero, por contra, “te conocen con más facilidad. La publicidad resulta más sencilla”.

Carmen Pintado no se ve reflejada en la expresión “mujer rural”. “No me veo, no me identifica. Cuando lo oigo me imagino a una mujer que se dedica al sector primario, en su explotación… pero ¿yo? ¿Soy rural sólo por vivir en un sitio pequeño? Barbastro no es tan pequeño comparado con otras poblaciones de la provincia”.

Y es que todo depende del punto de vista. Medio rural no significa para todos lo mismo. Barbastro puede ser grande  o pequeño, según la perspectiva que se utilice. Además, añade, “a mí la expresión no me gusta. Y tampoco tengo muy claro qué quiere decir. Creo que no les gusta ni a ellas, ni a las profesionales de la agricultura y la ganadería”.

Y en este mundo, en el que se pretende colocar etiquetas a todo, hablamos de mujer rural.  Sin embargo, ¿se utiliza el término hombre rural?, ¿existe un día del hombre rural? No me suena”.