La barbastrense Eva Latorre presentó en Atenas a principios de octubre su libro Libertadores de un gran pueblo. Revolución Griega, filohelenismo e Internacional liberal en España (1821-1822).
Lo primero de todo, ¿cómo fue la presentación en el Instituto Cervantes de Atenas? ¿Habrá presentación en España?
La presentación fue estupenda. El libro ha despertado en Grecia gran expectación, porque las relaciones entre Grecia y España en los primeros años de la Revolución griega, entre 1821 y 1822, eran desconocidas. Les revela una parte importante de un acontecimiento está en la misma base de su existencia: su lucha por constituirse como una nación independiente del Imperio Otomano. El apoyo de la Embajada de España en Grecia y del Instituto Cervantes de Atenas ha sido fundamental. Tanto para dar a conocer el libro como para su propia publicación en una editorial griega de gran prestigio. En cuanto a la presentación del libro en España, aún estamos barajando posibilidades.
¿Cómo surgió la idea de publicar este trabajo sobre el filohelenismo en España?
En el año 2021 Grecia celebraba el Bicentenario del inicio de su Revolución, lo que ha sido una oportunidad de oro para que la comunidad internacional revisara la contribución de sus respectivos países al triunfo de esa lucha. Esta lucha pudo darse por ganada ya desde octubre de 1827 gracias al respaldo militar de Francia, Inglaterra y Rusia. Italia, Alemania, Suiza y Estados Unidos también enviaron importantes cantidades de recursos materiales.
Nuestro caso fue peculiar, ya que se mantenía la teoría de que, con el retorno al absolutismo de Fernando VII gracias a la invasión francesa de los Cien Mil Hijos de San Luis en octubre de 1823, España había permanecido al margen de cualquier movimiento revolucionario, como era el caso griego. No obstante, no se había prestado la suficiente atención a la época del Trienio Liberal. Gracias al alzamiento de Rafael del Riego y la restitución de la Constitución de Cádiz de 1812 España era el referente de todos los movimientos liberales constitucionalistas europeos.
Los años del Trienio coinciden con los tres primeros años de la Revolución Griega, y resultaba imposible que no se hubieran establecido vínculos inspirados por principios liberales entre los dos extremos del Mediterráneo. Así, como aportación institucional por parte de España a esa celebración del Bicentenario, la Embajada española y el Instituto Cervantes consideraron que la publicación de este libro daría a conocer la historia de aquella amistad temprana, aunque frustrada por las circunstancias políticas, entre la España liberal y la Grecia revolucionaria. Y que contribuiría a reforzar más aún los estrechos lazos que unen a ambos países.
¿Cómo ha sido el proceso de esta investigación que ha desembocado en este libro?
Este libro tiene su origen en mi tesis doctoral, que defendí en 2019. Siempre que se inicia una tesis, nunca sabes dónde te va a llevar, porque se investiga sobre una cuestión inexplorada. Aunque en el libro me limito a contar la historia de las relaciones que intentaron establecerse entre Grecia y España entre 1821 y 1822, en la tesis me extendí sobre el impacto ideológico que la Revolución Griega tuvo en el mundo hispánico, y el sentimiento filohelénico de apoyo a la causa griega no solo en la península, sino también en Hispanoamérica. Para ello tuve que buscar documentos originales que me permitieran conocer el pensamiento y la actualidad política y social de la época, y buena parte de los casi 10 años que he invertido en ella los he pasado entre hemerotecas y archivos tanto de España como de Grecia.
Hablemos del contexto de la investigación sobre la revolución griega.
Resumiendo mucho, se podría afirmar que el fenómeno transnacional del filohelenismo en su calidad de corriente política que expresaba la admiración por Grecia apoyando su derecho a la libertad, marcó el final del Antiguo Régimen y dio inicio a la Edad Contemporánea en Europa.
Apoyar una Grecia independiente implicó, en primer lugar, desafiar a la Santa Alianza que desde el Congreso de Viena y la derrota de Napoleón restauró la doctrina de que el poder venía otorgado por Dios y que los reyes eran los elegidos para ejercerlo de manera absoluta, pues se estaba defendiendo la soberanía de los pueblos contra un dominio no deseado.
En segundo lugar, la independencia de Grecia implicó el principio del fin del Imperio Otomano y trajo consigo las tensiones territoriales en la parte oriental de Europa y los Balcanes hasta configurar el mapa político que conocemos en el siglo XXI, donde las fronteras todavía no están fijadas, como demuestra aún hoy, por ejemplo, la guerra de Ucrania.
¿Qué papel jugaron los filohelenos españoles?
La propuesta de establecimiento de relaciones que se envió desde España en diciembre de 1821 hizo que el gobierno griego enviara a su agente secreto Andreas Luriotis para iniciar las negociaciones sobre las que construir esas relaciones diplomáticas. No obstante, el manejo de los tiempos en la época era muy distinto a la inmediatez a la que estamos acostumbrados hoy en día. Cuando Luriotis llegó a España en septiembre de 1822 la situación de España había cambiado de forma radical. Sumida en un proceso de guerra civil por los absolutistas que se habían sublevado contra el gobierno liberal, y amenazada de invasión militar externa por el Congreso de Verona si no se derogaba el régimen constitucional, España ya no pudo materializar esa ayuda prometida y el agente griego tuvo que abandonar Madrid.
En busca de ayuda para su patria, Luriotis continuó viaje a Inglaterra. Allí consiguió la fundación del Comité Filohelénico de Londres, que facilitó al gobierno griego los primeros préstamos de cientos de miles de libras que le permitieron afianzar la Revolución frente a los otomanos. La aportación de España quedó así en las sombras de la Historia. Pero resultó decisiva para que Luriotis llegara a Inglaterra y consiguiera el dinero que permitió a los griegos resistir hasta el triunfo final.
¿Hay más campo por investigar sobre este filohelenismo? ¿Se extendió más allá de esa lucha contra el Imperio Otomano?
Por supuesto, el filohelenismo español e hispanoamericano sigue siendo un campo abierto. En ambos casos la lucha griega despertó una profunda admiración y se interpretó como gemela de la propia lucha que cada uno mantenía contra sus enemigos políticos.
En la península se recibió como la lucha de la libertad contra el despotismo, al igual que estaba haciendo la España del Trienio Liberal contra el absolutismo que había marcado la historia de su monarquía. Y en Hispanoamérica se interpretó como la lucha de un pueblo contra un imperio invasor, esto es, la misma que ellos habían iniciado ya contra el Imperio español del que se querían independizar.
Planteado desde esta perspectiva, todavía queda mucho por descubrir sobre la aportación del concepto y de la imagen de la Revolución Griega y de la reivindicación de la Libertad a la construcción de los discursos políticos de los diferentes colectivos ideológicos que entraron en conflicto en aquel momento y que comenzaron a construir la realidad histórica que conocemos hoy.