Querida amiga:
Sé que merezco tu reproche: llevo días sin escribirte así, con calma. Nos hemos mandado algún e-mail, pero no es lo mismo. El caso es que, como sabes, mi director argentino ha pasado una temporada algo aciaga porque tuvo la osadía de plantear dudas sobre las medidas tomadas durante la pandemia y ha recibido tortas por todos los lados, amén de una citación judicial por injurias que aún tiene pendiente y puede traerle consecuencias. Mi director, como yo, como tú y todos los periodistas que se precien, cree en la libertad de expresión y no se deja intimidar así como así ni deja de decir lo que no conviene al poder. Lleva un tiempo que no es ni sombra de lo que fue. Se halla tristón, alicaído, no sale de su boca ninguna frase ingeniosa contra el poder y sus adláteres. Tal es su falta de ánimo que lleva días sin decirme que ni soy periodista ni soy nada, que no tengo agallas, y no repite eso de que somos todos sus redactores unos flojos. El caso es que yo estoy, también, algo desmotivada, fíjate qué cosas. Noto que escribo como sin ganas, que digo lo de siempre y no saco de dentro la rabia que, según él, hay que vomitar para escribir bien en este oficio.
Pero esto ha cambiado, creo. Hace un par de días ¡Oh milagro! se dirigió a mí para exigirme un artículo sobre la conmemoración de la victoria del PSOE hace, ahora cuarenta años, en mi amada Patria. “¿No tenés vos una mamá Felipista? ‘Asegurate’ de escribir una crónica bella, hasta ‘podés’ meter una rosa bien roja, sin espinas”. Claro que la cosa no era tan sencillita porque, a la vez, me pidió que me documentara bien sobre las últimas propuestas de leyes que manda a las Cortes el Gobierno y se quedan ahí recibiendo las enmiendas de los socialistas. Que mezcle ambos temas. Yo estaba en la inopia, lo confieso. Y mi director vio reflejada mi ignorancia. “¿Que ‘vós’ no ‘sabés’ que dejaron aparcada la ley de vivienda y la de los animalitos y ahora la vaina esa de la ley Trans? Pura esquizofrenia. ‘Enterate’ bien. Hay que ir al meollo de la cuestión. Les taparon la boca a sus socios con el proyecto y ahora algunos socialistas se rebelan y las encuestas les dan mal. Quieren recular, o no. Ganar tiempo. Dale, ‘Investigalo’”.
Tienes que ayudarme. No doy con el tono, tampoco sé bien qué está pasando, es todo rarísimo y no quiero otra bronca. Porque empecé a escribir lo de las conmemoraciones, que no han sido tales, un acto hubo en el que llevaron a Felipe, pero el actual presidente presumió de ser su sucesor y poco más. Y seguí con lo demás: las leyes para contentar a unos y otros, a la carta, sin un Norte. El artículo está aún en mantillas, le dije a mi director para que no cargara contra mí, pero empezó a mirarme y torció el gesto. “No te ‘cortés’. Esas leyecitas son un bodrio,’ decilo’ de una vez, ‘mojate’ y en la madre Patria no hay un líder hoy, ‘comparalo’ con Felipe, por lo de los cuarenta años, ‘sacale’ jugo”. No sé cómo, pero entonces le dije que aquí en USA no tenemos mucho de qué presumir con Biden olvidando frases o dando vueltas sin saber a dónde tienen que dirigirse para salir del escenario en un mitin. ¡Toma líder de la Patria de la Libertad!, se me ocurrió decir. “Dale. Ese es el tono, ’andate’, ¡A por ellos, a por él! No hay líderes, son todos unos pelotudos, ‘decilo’, clarito, que se entienda bien”.
Y en esas estoy. Mándame tu opinión y, si tienes algún artículo de altura sobre esto te lo agradeceré. No sabes cómo me sirve siempre tu ayuda. Cuídate. Hasta la próxima, un beso.
