El pasado sábado tuvo lugar la presentación del Bosque Ambar José Antonio Murillo La Serreta en el Ecomuseo de la Fauna Pirenaica de Aínsa. José Luis Bergua, concejal de la localidad y Presidente del patronato del Parque Natural de Guara; Enrique Torguet, director de comunicación, relaciones institucionales y sostenibilidad de Ambar; Juan Antonio Gil, vicepresidente de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos; y Gonzalo Miguel Gómez Lezcano, responsable de cambio climático de ReTree, empresa de reforestación, presidieron el acto, que contó con la participación de más de 45 voluntarios de la cervecera aragonesa.
Espacio natural de La Serreta
El proyecto que ha contado con la financiación de la cervecera es un ejemplo de colaboración público-privada cuyo objetivo es poner en valor la recuperación del patrimonio medioambiental aragonés. El espacio natural de La Serreta se encuentra a los pies de Peña Montañesa, ubicado en la confluencia de los ríos Cinca y Ara, muy próximo a la localidad de Aínsa.
Como reconoce el representante municipal “es un mirador muy frecuentado por quienes nos visitan”. Con una extensión de 9 hectáreas y propiedad del Ayuntamiento, “ha sido cedido a explotación durante 40 años para albergar esta plantación de 2000 árboles, en su mayoría encinas, árbol que figura en el escudo de nuestra localidad”.
Para Enrique Torguet de Ambar “este bosque recupera lo que antes era un encinar degradado durante el último siglo y volverá a su estado ecológico original, generando biodiversidad y riqueza natural”. La iniciativa supondrá la compensación de huella de carbono de 300 toneladas de CO2 y la regeneración de 22.220 m2 de foresta que favorecerá también a los acuíferos con 65 millones de litros.
Según Juan Antonio Gil de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), impulsor del acuerdo de custodia medioambiental del con el Ayuntamiento de Aínsa, “el bosque Ambar tendrá un impacto positivo en las especies animales que habitan el entorno ahora intervenido y nos ofrece muchas posibilidades de divulgación entre las 25.000 personas que visitan anualmente el Ecomuseo de la Fauna Pirenaica del Castillo de Aínsa”.
“Cada terreno necesita un equilibrio ambiental, por eso se seleccionan y colocan minuciosamente las especies que tendrán mayor impacto, en este caso encinas y pinos laricios” destacan desde Retree, empresa encargada de la plantación en cuyos trabajos de preparación, hoyado y obras auxiliares ha contado con empleo local.
El papel de los bosques
Los bosques contribuyen a la mitigación del cambio climático, actuando como almacenes de carbono en la vegetación y el suelo. Se convierten en sumideros de carbono durante los procesos de regeneración y crecimiento. El carbono almacenado crece a medida que aumenta la madurez del arbolado. De este modo, ayudan a mitigar el cambio climático, capturan y almacenan CO2, mientras que la reforestación ayuda a generar biodiversidad y riqueza natural en la zona.
Este bosque quedará registrado en la oficina del cambio climático del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD) y es una de las actividades del proyecto “Ebrovida” que Ambar está desplegando y con el que, en palabras de Enrique Torguet, “queremos generar un impacto positivo como parte de la sociedad en la que vivimos”.