Por primera vez, Barbastro vivió un debate sobre el estado de la ciudad. Sin duda, una buena iniciativa que podría incorporarse a las rutinas políticas. En este mandato, está siendo tan difícil percibir los frutos del trabajo de un equipo de gobierno que entró con ganas de comerse el mundo como los de una oposición desdibujada.
El Pleno se desarrolló sin sorpresas. Los partidos que lo habían propuesto pusieron sobre la mesa una retahíla de proyectos que no se han ejecutado, a pesar de estar aprobados y con presupuesto. La pandemia y la guerra de Ucrania sobrevolaron como dos factores que han influido “en la legislatura más difícil de toda la etapa democrática”, en palabras del Alcalde.
Sin embargo, fueron la portavoz de Ciudadanos y la del Partido Popular las que apuntaron argumentos razonables: el plan económico-financiero que ha constreñido presupuestos, el desorden físico y administrativo del propio Ayuntamiento o el papel de otras instituciones de otro color político.
Pero esas razones, y las que se intuyen y no se dicen, quedaron insuficientemente explicadas, de nuevo, constatando el problema de este equipo de Gobierno con la comunicación.
La intención de que este debate “serviría para conocer el modelo de ciudad” de cada uno (como anunciaron en la presentación a medios) se quedó en agua de borrajas, aunque seguramente sirvió como calentamiento para la inmediata campaña electoral.
La brillante oratoria de la ya primera teniente de alcalde, Blanca Galindo, se centró en el portavoz socialista, Daniel Gracia, brindando los momentos más comentados y wasapeados del pleno y descubriendo algunos hechos que merecen comentario aparte.
Después, a modo de anticlímax, el alcalde cerró la sesión con una inconcreta relación del estado de proyectos municipales de gran calado. Insuficiente.
Así que poco nuevo bajo el sol y una certeza: la comunicación y la transparencia siguen siendo asignaturas pendientes para este equipo de gobierno en un mandato que, reiteramos, está teniendo muy poco contenido.