Escuchaba con atención cómo un equipo deportivo (el Quebrantahuesos) con un gran trabajo en nuestra provincia y dedicado al rugby, escuchaba, repito, cómo los jugadores y acompañantes de los dos equipos que se enfrentaban, compartían al acabar el partido algunas cervezas y, sobre todo, con un muy buen rollo en lo que ellos llamaban el tercer tiempo.

Barbastro presenta en sociedad un menú deportivo cuanto menos ilusionante; al estreno de unas magníficas pistas de atletismo se une la inversión a realizar en El Municipal de los Deportes y aledaños, así como los no menos ilusionantes proyectos de los equipos de fútbol, baloncesto, gimnasia artística, natación, ciclismo, atletismo, ajedrez, pádel… Además de los grandes activos individuales como el ciclista Sergio Samitier, la familia Garcés en billar, el incombustible José Masgrau, la joven Marina Mata en baloncesto, o el judoka Moussa Macalou, entre otros. A lo que hay que unir entrenadores técnicos y patrocinadores.

Por esto se antoja como una ocasión ideal para explicarles a los chavales los beneficios del deporte: trabajo individual y colectivo, disciplina, respeto, comportamiento social… Y por extensión, a todo el entorno que rodea a estos chicos y chicas.

Es por esta razón que me congratula ese tercer tiempo del que disfrutan tantos y tantos equipos de rugby, pues refuerzan los valores que representa el deporte y sirve para desdramatizar esas discusiones pueriles sobre un penalti no pitado, un fuera de juego que no era, una canasta fuera de tiempo… Que suponen, al fin y al cabo, una pérdida de tiempo y alimentan el debate. Por eso y por vuestro trabajo, ¡grandes ‘Quebrantas’!, por representar un ejemplo para el deporte de nuestra zona.