Hay que situarse en la España del siglo XIX subrayando hoy estos nombres: Saturnino López Novoa y Teresa de Jesús Jornet e Ibars. El primero, nacido en Sigüenza (Guadalajara) en 1830, desarrolló toda su obra entre Barbastro y Huesca. Y la segunda, Teresa de Jesús Jornet, nacida en Aytona (Lérida) en 1843, fue la primera Superiora general de las Hermanitas y prácticamente cofundadora de la obra ideada por el sacerdote Saturnino López Novoa.
Fueron muchas las circunstancias providenciales que permitieron que Teresa de Jesús Jornet viniera a Barbastro y para que, a través del sacerdote Pedro Llacera, conociera a Saturnino López Novoa y secundara sus proyectos de fundar un Instituto en favor de los ancianos necesitados de atención corporal y espiritual.
El resultado feliz de la sintonía espiritual de estas dos almas grandes fue la fundación definitiva de la Congregación Religiosa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Se fundó en Barbastro y oficialmente comenzó su andadura el día 27 de enero de 1873 cuando las diez primeras jóvenes tomaron el hábito en la capilla del seminario. Tres días después Teresa de Jesús Jornet es nombrada Superiora General y ejercerá este cargo y servicio hasta su muerte, en 1897, por expreso deseo de sus hermanas de religión.
En esta casa de Barbastro, que hoy se llama Hogar Saturnino López Novoa, ¿cuántos ancianos y ancianas se han beneficiado del servicio de las Hermanitas en todos estos años? Puede ser que los libros y las estadísticas tengan apuntados los números y los nombres, pero eso es lo de menos. Lo de más es el amor y el apoyo a la vida que se han repartido en todos estos años. ¿Siempre agradecidos y siempre valorados? También esto es lo de menos. Lo de más es que todo se ha hecho desde el convencimiento firme de una vocación religiosa que está por encima de nombres y honores.
¡Felicidades!