Henchidos de satisfacción y con ganas de trabajar regresaron a sus lugares de origen los participantes en el Congreso Nacional de Cofradías. Un sentimiento compartido por asistentes y organizadores de esta cita que congregó, del 9 al 12, a cerca de 200 personas en Barbastro.
Acudieron cofradías de las Semanas Santas de Sevilla o Palencia, Barcelona, Zaragoza, Huelva, Lugo, León, Huesca, Mérida, Mataró, Alfajarín, Villanueva de Campos o Logroño. En total, se hicieron presentes 30 diócesis.
El director del Congreso, Jesús Gracia, resumió estas jornadas en una frase. “Creamos en lo que somos. Como cofrades y como cristianos. A partir de aquí el futuro es el reto. Y pensar en el futuro implica no perder nunca de vista la perspectiva que nos define: fraternidad y comunión. Debemos sumar a los jóvenes y entre todos formar una familia”. Además, puso Gracia especial énfasis en señalar que las cofradías no se sitúan fuera de la sociedad. “Como cofrades disponemos de una voz autorizada para defender los valores del Evangelio y la Iglesia. Y quizá esté siendo un poco atrevido, pero no tengamos miedo a coger las riendas del futuro”.
Javier Fresno, delegado diocesano para la Religiosidad Popular, Hermandades y Cofradías de Benavente, alabó el formato del congreso y afirmó: “Seguimos vivos. Esta cita nos da aliento y tenemos claros los retos del mañana. Un futuro difícil y apasionante”. Silvia Peropadre, presidenta de la Junta Coordinadora de Cofradías de la Semana Santa de Barbastro reiteró las gracias a los asistentes y ponentes y el obispo de la diócesis, Ángel Pérez, señaló en la jornada final que este congreso “es un milagro. En una diócesis pequeña, humilde como la nuestra, ha logrado ofrecer un congreso de nivel. La Iglesia Católica necesita de hombres sencillos, limitados pero imprescindibles para que otro mundo aflore”. Porque, tal y como recordó en la inauguración, el prelado de Barbastro-Monzón lanzó la siguiente reflexión: “Nuestra sociedad del bienestar no ha conseguido que fuéramos más felices. ¿Qué nos está pasando?”.
El obispo Ángel Pérez quiso concluir el encuentro al grito de “apóstoles de calle”. “Hoy los apóstoles estáis en la calle y sois vosotros”.
Sociedad y cofradías
Esta cita giró en torno al tema de “La dimensión sociológica de la Semana Santa”. El vínculo entre sociedad y la religiosidad fue analizado por la teóloga Cristina Inogés y los sacerdotes, el sevillano Antonio Bueno y José María Huerva de Barbastro-Monzón.
Para conocer el alcance del papel que pueden desempeñar las cofradías en la sociedad actual, descristianizada y en la que se vive de espaldas a Dios, Bueno señaló que precisamente “las cofradías cuentan con la capacidad de volver a unir la realidad sociológica con la realidad trascendental. A reparar el vínculo entre el mundo material y el espiritual que hoy día se encuentra roto”.
Bueno animó a aprovechar el papel de convocatoria de las cofradías para buscar medios con los que evangelizar y conectar con la indiferencia religiosa. Asimismo, hizo hincapié en la acción social de los cofrades que no debe reducirse sólo a las procesiones, sino estar presente todo el año a través de la acción caritativa y la formación cristiana de sus miembros.
Apelar a la formación teológica de los cristianos y al papel de las cofradías como “los privilegiados del primer anuncio” constituyó también la centralidad del pensamiento de Cristina Inogés. “Las cofradías se han transmitido de generación en generación, forman parte de la identidad del territorio. Esa piedad popular encarnada en las cofradías da testimonio de fe. Y puede suscitar preguntas entre los ignorantes del hecho religioso”. Inogés animó a los cofrades a seguir con su labor y les propuso una ITV. Una ITV: ilusión, transparencia (porque no hay nada que ocultar) y veracidad (por mostrar la palabra de Dios). Y también resaltó: “No se puede descuidar la formación cristiana de los bautizados y de los cofrades”.
Huerva abogó por abrir las puertas de la Iglesia. Y abrió una reflexión sobre las noticias de la Iglesia en los medios de comunicación. “¿Qué está pasando para que se reduzca la realidad de la Iglesia a malas noticias y a la jerarquía? Hay necesidad de mostrar la labor de la Iglesia, su acción social y silenciosa. Trabajo que, en la mayoría de las ocasiones realizan seglares y cofrades”, afirmó. Animó a dejar de lado el clericalismo y apuntó a la formación, de nuevo, para conocer la dignidad de ser hijo de Dios.
Semana Santa, un patrimonio de todos
En este congreso se dio un espaldarazo a la labor y el papel de las cofradías dentro de la Iglesia. Y por varios motivos. De una parte, se debe aprovechar su tirón social y su poder de convocatoria para evangelizar. Pero esto supone cuidar la formación de los propios cofrades. Porque sin formación no se puede dar razón de lo que uno es.
Por otra parte, la riqueza de la Semana Santa permite una variedad de diferentes manifestaciones en todos nuestros territorios. Sin embargo, ante un mismo misterio el sentimiento de fe es común.
La Semana Santa es cultura para todos y de todos, por eso constituye un patrimonio inmaterial. Es una representación del gran drama de la vida mantenida por las cofradías y hermandades, cuya obligación es conservarlo y transmitirlo.
La historia y el hoy
Las cofradías hunden sus raíces en la Edad Media. En el siglo XIV se precipitan una serie de factores determinantes que alumbran su nacimiento: pestes, guerras, expansión de las ciudades, religiosidad. Y aparecen estas agrupaciones de fieles de carácter voluntario con misión caritativa, de ayuda y de piedad. Aspectos que han llegado hasta nuestros días y cuya pervivencia habla de esta dimensión social que nunca han perdido.
Pero en el mundo de hoy hay que comunicar. Contarle a la sociedad qué son y qué hacen las cofradías. En este debate participaron Cristina el Olmo (periodista de la Conferencia Espiscopal Española), Irene Pozo y José Mª Albalad (ambos con responsabilidades Abside Media COPE y TRECE TV).
Coincidieron en que, aunque el canal de comunicación ha cambiado (internet) y es todo más rápido, debemos comunicar la verdad evitando buscar “lo sucio”, el escándalo. “Nuestro deber consiste en llevar el mensaje cristiano, siendo claros, transparentes, sencillos y humildes. Con el objetivo de que se nos entienda. Existe sed de comunicación en la sociedad actual. Somos palanca para transmitir la vida de la Iglesia y la religiosidad popular es una vía privilegiada de evangelización y encuentro”.