Manuel Bretón Romero es el presidente de Cáritas Española y esta tarde protagoniza uno de los primeros actos de la Semana Santa de Barbastro. El pregón, que dará en la Catedral a las 17’30 horas, justo antes de la Exaltación del Tambor.
¿Qué supone para usted ser el pregonero de la Semana Santa de Barbastro?
Pues una enorme ilusión y un gran honor personal sabiendo la responsabilidad que han asumido los que me han elegido para llevar a cabo este difícil cometido. Se deja caer sobre mis espaldas la realización de este importante acontecimiento de la Semana Santa barbastrense.
¿Conocía la Semana Santa de Barbastro previamente? Si es así, ¿qué destacaría de ella?
Por supuesto que conocía de su existencia y creciente importancia aunque nunca había tenido ocasión de acudir personalmente a su celebración. También he de decir que, después de documentarme adecuadamente, he comprobado la feliz y curiosa coincidencia de estar relacionado familiarmente con el autor de cuatro de los pasos que vemos desfilar cada año por nuestras calles.
Hablo del zaragozano Francisco Bretón, insigne escultor y modelador. Llevó a cabo, junto a otras muchas, la realización de ‘La Verónica’ y ‘Jesús con la Cruz a cuestas’, de la Cofradía de Jesús Nazareno; ‘El Cristo de la Agonía’, y ‘Jesús atado a la columna’ precisamente de la Cofradía de Jesús Atado a la Columna.
Pueden imaginarse el honor que supone para mí, un humilde pregonero procedente de un lejano lugar de la geografía hispana, el llamarse Bretón, como ese gran artista vinculado a Barbastro y su Semana Santa.
¿Puede adelantar algo de su pregón?
Me gustaría mantener la sorpresa, pero creo que como cristianos todos sabemos que Cáritas no tiene sentido sin la Pascua. La Pascua es la prueba más evidente de que solo el Amor es capaz de redimirnos de nuestras torpezas y miserias. Porque hemos sido amados, podemos amar a imagen y semejanza de Jesús. Esa es la razón de nuestra fe y de nuestra esperanza. Ese Amor que hemos recibido primero nos impulsa a salir al encuentro de los que más sufren la pobreza y la exclusión. Es la Buena Noticia que nos trae la Pascua.
Cáritas y la Semana Santa
Usted es presidente de Cáritas Española. ¿Qué le parece que la Junta de Cofradías de Barbastro haya querido dar visibilidad a organizaciones como Cáritas?
Siempre es una buena noticia que haya personas e instituciones interesadas en dar visibilidad a Cáritas. Sobre todo porque la labor que realizamos es fundamental para muchas personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad y exclusión social.
Llevamos muchos meses sufriendo una inflación muy elevada que ha disparado el precio de los alimentos. Todo este incremento está generando una situación nueva para una gran parte de la sociedad, pero vieja, conocida y muy complicada para las personas y las familias que ya la venían sufriendo. Nuestro último informe –El coste de vida y las estrategias de las familias para abordarlo– revela que tres de cada diez familias en nuestro país no cuentan con ingresos suficientes para llevar una vida digna.
Con el aumento de la inflación, las familias, cuyo “colchón” es pequeño o inexistente, tratan de afrontar la falta o la pérdida de su capacidad económica a través de una serie de estrategias para sortear sus dificultades. Una de ellas es la de renunciar a la propia salud dejando de acudir al dentista o de comprar un accesorio sociosanitario, como unas gafas o unos audífonos o han sacado a sus hijos del comedor por no poder pagarlo.
Es incuestionable que estas estrategias no son inocuas en la vida de las personas y familias. Tienen consecuencias negativas directas y condicionan mucho su vida.
¿Es su trabajo como presidente de Cáritas Española la más gratificante de su larga y variada trayectoria laboral?
La verdad es que no sé si la más gratificante, pero sí la que termina por llenar de contenido una vida dedicada al servicio a los demás. Cáritas y todo lo que representa a nivel funcional y estructural es de una riqueza asombrosa, y representa para todos los que le dedicamos algo de nuestro tiempo, una posibilidad de crecer en valores y un continuo aprendizaje de lo que te rodea, tanto a nivel interno, dentro de nuestras fronteras, como a través de la inmensa labor en el ámbito de la cooperación internacional.
Una de las patas de Cáritas es su voluntariado. También para las cofradías. ¿Hay cada vez menos gente dispuesta a dar su tiempo? ¿Cómo se podría solucionar?
Nuestra red confederal cuenta con más de 73.000 voluntarios. Ellos son el corazón de nuestra organización y hacen posible ese lema que hemos usado muchas veces en nuestras campañas y que dice: “la caridad no cierra”. Tenemos un gran reto en este campo, que es también el reto de toda la Iglesia. Los voluntarios de Cáritas nacen de la comunidad cristiana y de las parroquias. El reto, como el de toda la Iglesia, es la transmisión de la fe, esa transmisión de valores.
Vemos, por ejemplo, cómo en entornos rurales, en las parroquias, faltan jóvenes para hacer esa transición. Tenemos que aprender a integrar voluntarios que no sean estrictamente “de parroquia”, sino que descubran el rostro de Cristo a través de las personas con las que trabajamos y a las que acompañamos. El ser Iglesia nos ha dado todo, y nosotros queremos ser un aporte para el futuro de esa trasmisión de la fe.
Nuestro plan estratégico tiene un eje clave en la renovación del voluntariado y, dentro de él, un punto muy bonito que es la relación intergeneracional de los voluntarios.
Necesitamos voluntarios, porque necesitamos comunidades cristianas vivas, acogedoras y sostenibles en el tiempo, ser voluntario de Cáritas es una forma de vida, un compromiso integral, no buscamos perfiles concretos para hacer trabajos gratis, buscamos personas capaces de acompañar a los demás, de gastarse y desgastarse por los demás, estar disponible para escuchar… y estar dispuesto también, a que esta entrega cambie su vida.