La DO Somontano ha concluido la vendimia con la recogida de más de 21 millones de kilos de uva, “una gran vendimia”. De hecho, es la más cuantitativa de la última década superando la campaña de 2019. Desde la Denominación de Origen destacan que la calidad de la uva también “es una de las mejores en los últimos diez años”. Esta cantidad ha superado en un 38% la cifra total del año pasado, si bien fue una de las vendimias más cortas de los últimos años. La buena climatología durante la primavera ha favorecido la vendimia que comenzó el pasado 17 de agosto, tras un verano seco.
Con un rendimiento medio de 5.835 kilos por hectárea, por variedades de uva, más del 68% del total ha sido de uvas tintas y más del 31% restante de blancas. Ya se preveía una buena vendimia pero no es que la campaña haya sido más larga. Al igual que otros años, la mayor parte se ha recogido a mediados de octubre. Desde entonces hasta esta semana, han quedado pequeñas parcelas de variedades como cabernet sauvignon, garnacha, moristel o parraleta.
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Las últimas en entrar en bodega fueron los racimos de la variedad blanca riesling, destinada a un vino dulce de “vendimia tardía”. Vino para el que la uva se recoge cuando la maduración está llegando a su última fase. Así, los granos cuentan con mayor cantidad de azúcar, aspecto esencial en este tipo de vinos.
“Excelentes uvas”
Por cantidad recogida, de mayor a menor cantidad, el orden lo lidera, con 4.550.202 kilos (21,61% del total), la uva cabernet sauvignon. Tras ella, se han vendimiado 4.440.977 kilos de merlot (21,09%); 4.041.906 de chardonnay (19,20%); 2.085.506 de tempranillo (9,91%), 1.464.627 de syrah (6,96%); 1.375.527 de garnacha tinta (6,53%); 1.346.595 de gewürztraminer (6,40%); 483.130 de sauvignon blanc (2,29%); 354.353 de macabeo (1,68%); 243.704 de moristel (1,16%); 229.150 de riesling (1,09%), 195.680 de garnacha blanca (0,93%); 123.860 de pinot noir (0,59%), 100.284 de parraleta (0,48%) y 16.985 kilos de Alcañón (0,08%).
El año climatológico, clave de esta gran vendimia
La gran vendimia de este año ha sido fruto de un año climatológicamente favorable marcado por una muy buena primavera. La vendimia comenzó a mediados de agosto, tras un verano seco con escasez de lluvias y con temperaturas máximas durante el día de 35ºC (con la excepción de cuatro días que superaron los 40ºC) y noches frescas.
El primer día de septiembre, con la vendimia iniciada, se produjeron las precipitaciones más importantes del verano. Éstas le aportaron al viñedo de secano la cantidad de agua necesaria para poder completar el ciclo de la baya y, por lo tanto, finalizar la maduración de una forma completa.
Cada variedad de uva se ha recogido en su momento óptimo de maduración para cada tipo de elaboración al que se destina, clave fundamental para elaborar vinos de calidad. A ello hay que sumar el buen estado sanitario que ha tenido la uva, fruto de la buena climatología registrada durante todo el año. Ambas variables han sido esenciales para la paulatina, progresiva y buena sucesión de las fases del ciclo vegetativo de las vides.