Casi cuatro millones de personas se benefician de la labor caritativa y asistencial de la Iglesia en España, gracias al compromiso de los 8,5 millones de contribuyentes que en 2022 marcaron la “X” en su declaración de la renta.

Así, casi el 40 por ciento de la población española mostró el año pasado su confianza en la Iglesia y su voluntad de ayudar, de forma sencilla, a personas como Ángela, Halyna, Ruth, José y Ramón. Son los cinco protagonistas de cinco historias singulares de acogida y acompañamiento en duros trances de maltrato, desarraigo, inclusión, adicciones o ayuda material. Cinco voces de agradecimiento que personifican cuánto de bueno se puede lograr marcando la “X”.

Marcar la “X” es gratis: quien decide hacerlo ni paga más ni le devuelven menos. Pero es que, además, es de las pocas cosas que podemos decidir sobre nuestros impuestos. Es decir, si dejamos esa casilla en blanco, es el Estado el que decide por nosotros sobre a qué destina esa pequeña cantidad de dinero.

Y podemos reforzar ese ejercicio de libertad marcando simultáneamente las casillas de la Iglesia católica y la de fines sociales, lo que también redundará en beneficio, por ejemplo, de Cáritas. Es una buena manera de ayudar a sostener el abanico de actividades que desarrolla la Iglesia, también aquí en nuestra Diócesis, con la mano tendida a todos, sin preguntar, portadores de un mensaje de esperanza del Evangelio.

De media, la Iglesia recibe unos 37 euros de cada uno de los contribuyentes que escogen marcar la “X”. Pero ese dinero, que supone aproximadamente el 22 por ciento de la financiación de las diócesis, no se queda parado: se calcula que por cada euro recibido la Iglesia devuelve dos euros y medio a la sociedad. La sociedad de la que forman parte Ángela, Halyna, Ruth, José y Ramón, de la que todos formamos parte.