El obispo Ramón subió al monte de los Ahorcados y desde ahí se despidió de sus amados feligreses de Barbastro con una bendición. La joven diócesis se quedaba huérfana y el prelado, el segundo en este cargo, se marchaba camino de la sede episcopal de Roda de Isábena.
El monte
El montículo desde el que se divisaba el Barbastro medieval también fue conocido como de las Horcas o Forcas.
El obispado de Roda-Barbastro fue suprimido en el año 1149 y trasladado a Lérida. Tras un periodo de varios siglos, Felipe II insistió hasta que logró que san Pío V restableciera la diócesis de Barbastro en el año 1571.
Y el mismo rey Felipe II, propone a Miguel de Cercito como obispo. Cercito (nacido de noble familia en Ejea de los Caballeros) entró solemne en Barbastro en 1586 y a él se le debe un nuevo impulso de la figura y del culto a san Ramón.
El prelado instó a la Ciudad de Barbastro a eliminar las horcas colocadas en el monte desde el que se despidió el venerable san Ramón. Cercito lo logró en 1594.
Y muy pronto impulsó la edificación de una ermita bajo la advocación de su antecesor. Desde entonces siempre ha habido una dedicada al patrón de la ciudad del Vero en este lugar. La actual, de factura moderna, data de la década de los 70 del pasado siglo.
Además de la ubicación de la ermita, a Miguel de Cercito le debemos que nombrara al santo nacido en Francia patrón de la diócesis y una historia sobre san Ramón y los primeros obispos de Barbastro.