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Manolo Garrido Al levantar la vista
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JMJ, sueños contra miedos

Manolo Garrido Al levantar la vista
21 agosto 2023

“No sean administradores de miedos, sino emprendedores de sueños”. Son palabras del papa Francisco al millón y medio de jóvenes participantes en la Jornada Mundial de la Juventud. Pasados ya unos días, y entrados en estas horas de tranquilidad estival, parece una buena oportunidad repasar textos e intervenciones. De entrada pienso que conviene valorar una asistencia tan alta y más en una época que parece no tener en cuenta la religiosidad y la fuerza atractiva del mensaje de Cristo que muestra la Iglesia católica.

Ya vimos pasar por Barbastro a muchos jóvenes rumbo a Lisboa, al igual que llenaron las inmediaciones de El Pilar, en una presencia festiva y alegre, pacífica y testimonio de una vida que quiere comprometerse. De avanzadilla ya estaban en Portugal los grupos de la diócesis con D. Ángel al frente y participando en las catequesis previas. Pienso que todos tenemos familiares o conocidos que han estado en la JMJ y dan cuenta de una profunda experiencia, de un gran impacto personal, con el reto ahora de aplicarlo en la vida real. Una de las valoraciones que recibí es la de la hija (22 años, odontóloga en breve) de un amigo: “Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Me sirvió para darme cuenta de muchas cosas. Recé y me emocioné mucho también. Me impresionó ver la cantidad de jóvenes, ver tanta gente joven creyente te da esperanza”.

“No tengáis miedo” repitió el papa, como lo hiciera san Juan Pablo II en su primera intervención tras la fumata blanca. Ahora Francisco encareció ese buen ánimo para enfrentar las dificultades, esa fuerza de voluntad para entrenar y superar obstáculos, para tirar de los demás hacia arriba. El papa animó a soñar, a cultivar sueños grandes, sin “temor a no verlos cumplidos”. Animó a “cambiar el mundo”, a poner “creatividad en la vida”. En definitiva, pidió el papa a los que son “el presente y el futuro” de la sociedad y de la Iglesia una actitud de trabajar por el cambio empezando por uno mismo. Lejos quedan las protestas estériles o las quejas que paralizan sin proponer soluciones realistas.

Junto a la capacidad de soñar y de emprender, el papa habló del “resplandor” de Jesús”, y de cómo necesitamos un “rostro de luz para afrontar las inseguridades, Él es la luz que no se apaga”. Por tanto no es cuestión sólo de fuerza humana, sino de acudir a esa luz que permanece frente a estados de ánimo cambiantes o a sentimentalismos. Es, en definitiva, la fuerza de la oración que sostiene en los momentos difíciles.

Y la última expresión que traigo aquí es la necesidad de “escuchar”, tanto la voz en la intimidad como la voz de la Iglesia y, en general, la voz de los demás en tantos asuntos que abordamos con autosuficiencia, sin considerar los mensajes que encierran tantos sucesos. Quizá cada experiencia y cada persona encierran una gran riqueza y están a la espera de emitir unos mensajes, pero necesita nuestra pregunta, escucha y disponibilidad.

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