La apuesta del Ayuntamiento de Barbastro por utilizar la calle como escenario es clara. No ha inventado nada, pero la pandemia obligó a que las programaciones (ferial, cultural, festiva) saliera y la experiencia ha resultado positiva. Así que, si funciona, ¿para qué cambiar?

Acaba de finalizar FERMA, con sus múltiples subcertámenes con su inexplicable nombre en inglés, y el público respalda la opción de salir a la calle para disfrutar de las propuestas. Antes, el paseo se restringía a dar una vuelta por el recinto ferial; ahora, se ha sustituido por un paseo por el centro de la ciudad. Y en un fin de semana en el que FERMA se solapa con los primeros actos festivos.

En realidad, pre-festivos. Actos que se alargan durante toda la semana para honrar a la Natividad de Nuestra Señora, con su inicio oficial este próximo domingo. Y todo, todo en la calle. Y todos, todos, hemos comenzado a mirar al cielo, ante las previsiones de lluvia para, al menos, las primeras jornadas festivas.

Como en cualquier apuesta, el apostador corre riesgos. Y la calle como escenario implica el qué pasará si llueve. En este punto solo cabe esperar y cruzar los dedos para que las fiestas no se agüen. La gran cantidad de escenarios hará inviable un plan B para todo. Tampoco hay que dramatizar. ¿Cuándo fue la última vez que la lluvia cayó entre el 4 y el 8 de septiembre echando a perder unas fiestas?

De momento, toca marcar en el programa los actos que no nos queremos perder. La ventaja, como ya ocurrió el año pasado, es que casi casi se puede dejar una propuesta que no nos convenza y continuar a la siguiente, a la vuelta de la esquina.

Y mientras, reencontrarnos con ese amigo que hace días que no vemos, recordar una actuación pasada o rememorar una música a través del espectáculo en el escenario. Porque la fiesta, y sobre todo en la calle, consiste en eso, en aprovechar una oportunidad para compartir, sin prisas, tiempo y ocio con familia y amigos.