El interés mostrado por el cabildo de la Catedral de Barbastro, tantas veces expresado por el que fue canónigo y Delegado Diocesano de Patrimonio, D. Enrique Calvera Nerín (†junio 2020), por realizar la catalogación de los fondos musicales del Archivo Capitular, encontró la oportunidad de llevarse a cabo en junio de 2018 gracias a la convocatoria de ayudas para la investigación sobre el Patrimonio Cultural Aragonés promovida por el Departamento de Educación Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón (DGCP 2/2018).
Todo ello impulsó el encargo por parte del Cabildo de un proyecto de catalogación del archivo musical de la catedral, cuyo desarrollo y cumplimiento fue posible gracias a la ayuda recibida tras la concesión de la citada subvención y a la implicación económica, institucional y personal del cabildo catedralicio. El trabajo, consistente en la ordenación, inventariado y catalogación de la documentación musical de los siglos XVII a XX, procedente del Archivo Capitular de la Catedral de Barbastro y depositada en las dependencias del Archivo Diocesano de Barbastro-Monzón, tuvo lugar entre 2018 y 2020 gracias al trabajo de Sara Escuer Salcedo, doctora en Musicología y ejecutora, durante el mismo período, de la catalogación de los fondos musicales de la catedral de Jaca.
La contratación de la musicóloga jaquesa estuvo avalada por el presidente de RISM-España, Dr. Antonio Ezquerro Esteban (IMF-CSIC) y se ha llevado a cabo siguiendo la normativa internacional fijada por el RISM (Répertoire International des Sources Musicales –Repertorio Internacional de Fuentes Musicales–) y supervisada por RISM España, con vistas a garantizar su correcto desarrollo y seguimiento científico. Hay de destacar que RISM es una entidad sin ánimo de lucro cuyo objetivo es brindar los resultados de su investigación a la comunidad científica internacional, y que cuenta con el apoyo de la Sociedad Internacional de Musicología (SIM/IMS) y de la Asociación Internacional de Bibliotecas de Música, Archivos y Centros de Documentación Musical (AIBM/IAML), así como con el soporte de la UNESCO, entre otros, y está presente en 36 países desde su fundación en 1952.
Localización de las fuentes
Al inicio de las tareas de catalogación, el archivo contaba con un inventario informatizado en el que se incluían 988 registros distribuidos en 77 cajas y 2 carpetas de grandes dimensiones, en el que se indicaba el título de la obra, el compositor, la fecha de composición y, en algunos casos, una referencia a la plantilla vocal e instrumental. La consulta directa de los fondos depositados en el archivo arrojó nuevas cifras, al constatar la existencia de algo más de un centenar de cajas que contenían composiciones de maestros de capilla y organistas que ejercieron su cargo en la catedral a lo largo de los últimos siglos. Las cajas estaban identificadas en su mayoría con referencias a su contenido, según el compositor (Alquézar, Joaquín Broto, Julio Broto, Sarañana, Seas, Valdovinos, etc.) o la tipología de las composiciones (misas, salmos, cantos a la Virgen, villancicos, etc.).
Claves del proceso
Ayuda. El gobierno de Aragón concedió una subvención al cabildo catedralicio
Sara Escuder Salcedo. La musicóloga encargada de la catalogación fue avalada por organismos internacionales
El catálogo inicial. 988 registros en 77 cajas y dos carpetas de grandes dimensiones informatizadas y otras 80 cajas
Por otra parte, se localizaron 80 cajas que contenían publicaciones de diversa índole, como revistas de musicología, tratados musicales, historiografías de la música, cintas de casette y bibliografía musical en general, por lo que los fondos contenidos en ellas, dada su tipología y características, pasarán a formar parte de una sección dedicada a la música dentro de la biblioteca del Obispado.
El proceso de catalogación
Una vez examinados los documentos, se ha procedido a renovar las cajas de archivo en su totalidad, empleando materiales que garanticen una mayor protección de los documentos, favoreciendo su conservación. Por su parte, la catalogación de los fondos se ha llevado a cabo según la normativa internacionalmente establecida, ampliando los elementos de descripción de cada una de las composiciones (cuatro en el inventario anterior) hasta registrar un máximo de 30 campos descriptivos para cada documento musical.
El resultado de este largo proceso es una base de datos con 1.770 registros catalográficos, correspondientes a obras datadas entre los siglos XVII y XX, que han sido reubicadas en 111 cajas. La autoría de estas obras corresponde a un centenar de compositores, en su mayoría maestros de capilla que desarrollaron su labor profesional al frente de la capilla de música barbastrense entre los siglos XVIII y XIX, como Bonifacio Ochoa, José Preciado Fourniers, Nicolás Alquézar, Juan Saltó, Domingo Cuéllar, Antonio Marzal, Joseph Lanuza, Diego Llorente, Francisco Sarañana; y otros nacidos en Barbastro y otras localidades cercanas en el siglo XX, como Teodoro Valdovinos, Joaquín Broto, Julio Broto o Juan José de Mur.
DATO
1.770registros de obras desde el s.XVII al s.XX
También hay composiciones de autores extranjeros como Gioachino Rossini, Gaetano Donizetti o Vicenzo Bellini, que fueron copiadas de forma manuscrita por los maestros de capilla de la catedral a comienzos del siglo XIX. Todos estos fondos están ahora a disposición de los investigadores, mediante la consulta en la sala del Archivo Diocesano de Barbastro-Monzón, según las condiciones de consulta establecidas por su archivera, Margarita Rodríguez del Alisal.
Aportación a la comunidad científica internacional
Tanto los registros catalográficos como los datos biográficos de los compositores han sido introducidos en la base de datos de RISM-Internacional y deberán ser objeto de una revisión exhaustiva por parte de los editores de la redacción central en Frankfurt, Alemania (RISM-Zentralredaktion), antes de proceder a su publicación en acceso abierto. La inclusión de los registros obtenidos en esta base de datos internacional, de acceso abierto y gratuito para su consulta, contribuirá a la visibilización a nivel internacional del patrimonio cultural/musical de esta catedral aragonesa.
Asimismo, cabe esperar que la difusión de estos registros servirá para potenciar el interés de aquellos investigadores que dediquen sus líneas de trabajo al análisis de la práctica musical en las catedrales españolas durante los últimos siglos, fruto de lo cual, con toda probabilidad, surgirán nuevos estudios y publicaciones que supondrán una mayor difusión y conocimiento sobre la historia y el desarrollo de la música en la ciudad y, por extensión, en la provincia altoaragonesa.