En la entrevista con el presidente de la UD Barbastro de la semana pasada, Rafa Torres defendía la renovación en el tejido asociativo. Una circunstancia que, en estos casos, depende de la voluntariedad de los asociados y que, por tanto, resulta difícil en muchas ocasiones.
En la política, el resultado de las elecciones marca en ocasiones una renovación que a los cargos les cuesta asumir sin el mandato de las urnas. Cuando llega, como un dominó, caen decenas y decenas de cargos asociados, entre ellos los denominados de confianza. Estos días, vivimos esta situación en el sector sanitario. El lógico cambio de un cargo político como es el gerente del sector de Salud de Barbastro (que sigue siendo también el del sector de Huesca) ha conllevado una pequeña revolución en la planta de administración del Hospital de Barbastro.
De momento, se ha conocido el nuevo director y están pendientes los nuevos directores de Atención Primaria: el general, tras la jubilación del anterior, y de Enfermería, cuya titular ha sido cesada. Una cuestión lógica en un cargo de este tipo, como decimos, pero que no ha gustado a gran parte de sus subordinados.
La cuestión, en cualquier caso, radica en si los cambios de personas implican cambios reales en la gestión. La sanidad es una patata caliente para cualquier gobierno. En el Hospital de Barbastro seguimos sin conocer las listas de espera de atención especializada, el personal se mantiene desproporcionadamente menor que en el sector de Huesca para una población similar y, abundando en este apartado, vivimos en una zona de difícil cobertura que desanima a los profesionales a optar por este destino. Y no entramos, otra vez, en la cuestión del transporte sanitario.
Con estos mimbres llegan, pues, nuevas caras a la gestión sanitaria. Al ciudadano poco le importan los nombres. Desea no esperar semanas, o meses, una consulta; quiere que le atienda el mismo oncólogo en su travesía por una enfermedad grave; demanda la misma atención si vive en el pueblo más pequeño de la provincia que si viviera en la capital de comarca. Retos que ya se encuentran sobre la mesa de los nuevos inquilinos de la gestión sanitaria y hospitalaria. Deseamos que hayan llegado con muchas ganas, y recursos, para solucionar los problemas de la salud pública.