El día 6 de noviembre, siguiendo las indicaciones del Dicasterio para la Causa de los Santos, se ha celebrado en toda España, de forma unitaria, el día de los mártires del siglo XX. Desde hace cuatro años también nuestra Diócesis de Barbastro-Monzón se ha sumado a esta feliz iniciativa.
Resulta providente que esta semana me haya tocado dar los buenos días a toda España a través del programa Alborada de RNE. Y lo he hecho con todo orgullo presentando a nuestros 330 mártires que con su obispo a la cabeza no renegaron de su fe aunque les costara la vida.
Se lo debíamos. Así se lo expliqué al Papa Francisco en la visita ad limina al presentarle la grey que él me había confiado pastorear hace casi ya nueve años.
Cada año lo celebramos en un rincón de nuestra Diócesis ya que toda ella se halla salpicada por el martirio. Este año le ha tocado al Bajo Cinca, en la parroquia de San Pedro de Fraga.
Os comparto la letra de la canción que compuso Sor María Nazaret, una joven clarisa del monasterio de la Inmaculada de Monzón, con el deseo de que se convierta en nuestro verdadero himno diocesano:
Descálzate que estás en tierra sagrada,/tierra regada con la sangre y el perdón,/y en esta tierra ha de crecer/hoy, la llama de la fe,/que necesita de coraje y de valor./Nos acompaña el ejército de santos/que se dejaron provocar por el Señor;/y encontraron la Verdad,/un amor hasta el final;/y son el grito de la resurrección,/por sus vidas nos habla nuestro Dios.
(Estribillo): Seréis los testigos de que sigo vivo,/y de que no hay nada más grande que mi Amor./Quién entrega su vida refleja la mía,/y habla al mundo de mi gran revolución./Testigos del Alto Aragón, somos Barbastro-Monzón.
Son tantas vidas las que escribieron tu historia,/tantas personas que no temieron tu cruz;/que nos invitan a soñar,/a mirar la eternidad;/por el Camino que eres solo Tú./Igual el laico, el sacerdote, el consagrado,/da testimonio de una vida sin fin;/se entregaron al amor/y ahora viven junto a Ti,/porque el amor jamás podrá morir,/y sé que hoy eres Tú quién me habla a mí. (Estribillo).
¡Tararéala! Siéntete orgulloso de tu Diócesis! ¡De su historia martirial!
