Alrededor del año 1990, Lorenzo Otto Calvo, junto con su hijo Lorenzo Otto Bestué, quien da nombre a esta bodega del Somontano, comenzaron este proyecto familiar. Ahora, en 2023, son sus tres nietos los que continúan con este legado; Jorge, Ignacio y Marina.
La tradición viticultora en esta familia ya venía desde hace mucho tiempo. Pero en estos últimos años ha tenido más importancia que nunca. En 1992 la Bodega Enate realizó un estudio de la tierra de la comarca y descubrió que los terrenos que rodeaban al pueblo del mismo nombre mostraban una mayor calidad. En ese momento, la bodega ofreció a los vecinos que tuvieran tierras en esa zona la oportunidad de plantar viñedos para luego venderles la uva. La familia Otto se unió a esta idea. Pero años más tarde, el hijo, Lorenzo Otto Bestué, decidió tomar las riendas y montar, con la ayuda de su padre, su propia bodega.
La Bodega Otto Bestué nace oficialmente en 2000, año en el que también nace la pequeña de la familia, Marina Otto Cardiel. “La bodega comenzó de la mano de mi padre, pero mi abuelo siempre ha ayudado. Ahora, mi hermano Ignacio elabora los vinos y mi otro hermano, Jorge, y yo lo vendemos”, explica. Jorge e Ignacio estudiaron Administración de Empresas, mientras que Marina optó por Derecho. Pero los tres se han querido implicar más en la enología y estudian para ello, concretamente en la Wine & Spirit Education Trust.
Se podría decir que por las venas de esta familia corre vino, motivo por el que la decisión de continuar con el negocio fue tan sencilla. “La bodega es nuestra vida, hemos crecido con ella. Al final, es un negocio familiar y lleva los apellidos de mi padre, representa el trabajo de más de 23 años de toda la familia. Aunque la creara mi padre, estamos todos implicados desde siempre. Se trata de un patrimonio familiar y debemos seguir luchando”, expresa Marina.
Una faena que todos juntos, y día a día, deben sacar adelante. “Tenemos muy claro que primero somos familia y que los negocios se quedan aparte. Pero al final resulta muy difícil desconectar y hablamos durante todo el día de la bodega. A veces cansa un poco, pero a la vez nos une muchísimo. Somos los cinco contra todo, tanto a nivel familiar como empresarial”, explica.
Pero no es oro todo lo que reluce, confiesa Marina. “Al tratarse de un negocio familiar, siempre trabajas, nunca descansas. Además, en ocasiones surgen discusiones y a veces el exceso de confianza puede llevar a descuidar más la relación. Por ejemplo, mi hermano es mi jefe, y me cuesta más tomármelo en serio porque lo sigo viendo como mi hermano. Pero al final formamos una piña”. Marina Otto concluye con una gran noticia: “Mi hermano Jorge acaba de tener un bebé y es muy emocionante porque significa que ya llega una nueva generación”.