Como en esta casa va a haber niños “mejor colocamos un belén de plástico sencillito y pequeño debajo del árbol”. Estas fueron las “proféticas” palabras de Inma Brau a su recién estrenado marido, Anselmo Suñé, en su primera Navidad de casados. La siguiente Navidad ya había nacido su hija mayor, pero su hija fue creciendo y el belén, también… Y así año tras año. Primero en la intimidad de su casa. Luego de cara al público y ¡ya se han cumplido 22 años! desde que este matrimonio nos invitara a disfrutar, por primera vez, de sus montajes belenísticos. Ahora, el único belén de Barbastro de estas características abierto al público.
A ambos les gusta, por supuesto. En su infancia, el de la casa de Suñé cubría una superficie bastante considerable. Brau lo colocaba con su abuelo. “No podemos decir que fuera monumental, pero sí tradicional, con su musgo, madera… pero lo hacíamos juntos con tanta ilusión, con tantas ganas que siempre hemos querido perpetuar esa tradición que los dos hemos vivido en nuestra niñez”.
El belén que se cocía en una familia cualquiera se dio a conocer a los vecinos de Barbastro cuando Satur Arilla, por aquel entonces presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro, les invitó a decorar la capilla de Santa Ana con su nacimiento. “En esa época la plaza del Mercado atravesaba una situación incierta y no resultaba tan atractiva como ahora –explica Brau– con la instalación del belén se pretendía impulsar el centro”.
Sin embargo, esta idea tuvo un pero con el que no había contado… “Lo que se veía magnífico en nuestra casa… en la capilla se veía ridículo. Pequeño, necesitábamos más elementos, más metros, más escenas, más figuras. De manera constante, nos pasábamos a la Librería Castillón a comprar más y más”. Quedó a su gusto pero el susto de la factura aún lo recuerdan. En resumen: duplicaron los metros de belén (y el presupuesto).
Pero al tercer año de esta ubicación hubo un nuevo traslado. A un local más amplio en la calle Boltaña. En ese lugar la plataforma alcanzaba los 30 m2. Y también lo acompañaban con el belén de las niñas. No obstante, a la calle Boltaña hay que ir. “El primer año sólo lo vieron amigos, familia y vecinos porque el lugar cae a desmano y no existía ningún tipo de publicidad. Por tanto, decidimos anunciarlo en los años siguientes por la ciudad. Cuando nació la Ruta del Belén nos unimos a ella porque a los belenistas aficionados “nos ofrece una gran visibilidad”. También ha quedado atrás la instalación en la calle Boltaña para mudarse a la calle Santa Teresa de Jornet en el barrio de Santa Bárbara.
Belén en Barbastro
Este belén tradicional, el único de estas características abierto al público en Barbastro, cuenta con varias particularidades. Una de ellas, que cambia cada año. “Estamos hartos de repetir que cada belén es diferente. Que se transforma. Todo belén lleva la personalidad del belenista que lo crea”. Ellos introducen novedades en cada temporada. El belén es desmontado en su totalidad y se rehace de nuevo. Dos personas a tiempo completo que trabajan, al menos, con más de un mes de antelación a la apertura del Nacimiento al público.
Por otra parte, esta pareja se mantiene fiel a la narración del Nuevo Testamento. Las escenas, como actualizados capiteles románicos o pasos de Semana Santa, nos muestran por los ojos la vida de Jesús. La Anunciación del Ángel a María, El sueño de san José, Visitación de María a su prima Santa Isabel, La matanza de los Santos Inocentes, La huida a Egipto y, en esta Navidad podemos observar la Presentación de Jesús en el Templo. Por tanto, entre los anónimos personajes que pueblan los belenes (pastores, labradores, hilanderas…) la Sagrada Familia se encuentra muy presente.
Juegos en el belén
Por otro lado, después de muchos años de observación de su público, decidieron introducir un juego de búsqueda para entretener a los pequeños.
“Nos percatábamos de que, en numerosas ocasiones, los niños se cansan. Muchos pequeños, por altura, no alcanzan a ver bien. Otros, no reparan en detalles. En demasiados ocasiones la visita se realizada con urgencia y rapidez.
Con el juego de la búsqueda de algunos elementos (que suelen ser animales de pequeño tamaño) la visita cobra un nuevo aliciente. Se vuelve más amena y entretenida. Sin duda, resulta un estímulo para pequeños y mayores y ha sido muy bien acogida. Tanto que en otros belenes de la Ruta también lo han introducido en los últimos años”.
La escenografía del belén cambia cada Navidad y cada año se recoge en su totalidad para volverse a desplegar de una nueva forma. “Los belenes ponen de manifiesto la personalidad y la singularidad de su creador”. E insiste Brau: “No me canso de decir que no hay dos belenes iguales”.
Ellos adquieren las figuras. No obstante, el montaje sigue los cánones y los materiales que siempre se han utilizado en el Somontano: musgo, tozas de madera, leña, olivo… Alternando las escenas bíblicas con escenas y personajes en movimiento. Y sin poliespán.
“La verdad, siempre incorporaríamos más figuras. Es como si uno nunca tuviera suficiente. También inviertes muchas horas en buscar nuevas escenas y personajes”, aclaran. En esta ocasión, además, los amigos y compañeros del belén de Fraga les regalaron un molino de harina que Brau y Suñé han restaurado y luce magníficamente en la composición.
Este belén tradicional ha llegado a cumplir 22 años abierto al público. En primer lugar por el empuje de este matrimonio, pero también quieren agradecer a los amigos y familiares “voluntarios” que tanto les han apoyado en este periodo.
Lagunarrota y Torreciudad
Junto al de Barbastro, en el Somontano se instala el belén de Lagunarrota. En este núcleo del Ayuntamiento de Peralta de Alcofea, los vecinos se unieron para crear este nacimiento que cuenta, como uno de sus principales reclamos, el efecto día y noche.
Otro punto de atracción, lo encontramos en el Santuario de Torreciudad. Desde hace años, en la capilla dedicada a la Virgen de Loreto, se coloca un portal con figuras talladas en alabastro (casi a tamaño natural) y policromadas que realizó el escultor Joan Mainé antes de llevar a cabo el retablo del altar mayor. Todo en un entorno inspirado en los establos de una casa tradicional del Pirineo. Ambos, dentro de la Ruta del Belén de Aragón.