Con el compromiso de los vecinos de la zona oriental de la provincia de Huesca, Manos Unidas espera financiar una nueva campaña. Se trata de un proyecto destinado a mejorar las condiciones de salud y de seguridad de un internado de chicas en un colegio de Ruanda.
El proyecto llega a los 80 mil euros, ¿hay nervios si no se alcanzan?
No. En caso de que no llegásemos a la cifra prevista, se cubriría con aquellas delegaciones que han conseguido más recursos. Pero, para ser sinceros, acertamos bastante y siempre logramos cumplir con nuestro compromiso económico.
En esta ocasión nuestro destino es Ruanda. Ayudar a unas chicas, con una media de edad de 16 años, a que sigan estudiando. Si han llegado hasta aquí tenemos que hacer todo lo que podamos para que continúen con su formación.
Creo que no somos conscientes del gran regalo que supone la educación universal y gratuita. Más cuando una es mujer como nosotras.
La educación supone un logro maravilloso en todas partes. Las mujeres africanas, como en general todas en la mayoría de los países, hemos sido las paganas. Si ellas se forman no sólo mejoran ellas mismas, sino sus familias y toda la sociedad.
Antes de la pandemia éramos más generosos, ¿qué ha pasado?
Digamos que ha cambiado la forma de donar. Por un lado se ha complicado el acceso a la financiación pública. En general, las administraciones han disminuido el dinero destinado a cooperación al desarrollo y además, ha aumentado la complejidad para acceder a dichos recursos. Por otra parte, se dona menos dinero en efectivo, pero han aumentado los legados y las herencias.
Estas tendencias sociales afectan a todas las entidades no gubernamentales de carácter social como Manos Unidas.
Ponemos dinero en el sobre este domingo 11 y ¿ya está?
En absoluto. Se puede dar dinero todo el año porque la campaña dura doce meses, no sólo un domingo. Por ejemplo, si en verano recibes la extra y te va mejor entonces… se puede realizar la donación.
Nosotros trabajamos y llevamos a cabo diferentes actividades para recaudar dinero y, en este 2024, queremos intentar alguna nueva y diferente. De momento, este viernes 9 tendremos una vigilia en San Francisco para pedir el don de la solidaridad.
Porque no sólo se dedican a buscar dinero.
No. Para nada. Tan valioso como llegar a los 80 mil euros es la tarea de sensibilización en nuestra sociedad. Dar a conocer otras realidades, otros problemas.
Si nos fijamos, la campaña de Manos Unidas está inspirada en las encíclicas Laudato Sí y Laudate Deum del papa Francisco. Bajo ese lema de “El efecto ser humano” queremos poner de manifiesto que, de la misma forma que el hombre puede agredir al planeta, también cuenta con la capacidad de mejorarlo.
No debemos olvidar que la crisis medioambiental que se está viviendo afecta más a los países en vías de desarrollo. Es así porque cuentan con menos recursos y menos tecnología para hacer frente al cambio climático. Pero si queremos, los seres humanos también podemos paliar circunstancias adversas. Y en eso está Manos Unidas porque nos gusta un mundo mejor.
Manos Unidas cuenta en nuestra diócesis de Barbastro Monzón con 61 voluntarios.
Y en toda España con 6.460 voluntarios y 73.100 socios. En cada una de las diócesis españolas existe una delegación de Manos Unidas y Barbastro-Monzón es una diócesis pequeñita, con una población muy dispersa y con voluntarios en muchas localidades, que son en su mayoría mujeres.
Respecto a los voluntarios faltan jóvenes y gente que se comprometa de forma regular y continua. En general, todas las oenegés y asociaciones que se nutren de voluntarios echamos de menos gente con ganas de compromiso.
Son Iglesia, pero sus actividades no se ciñen sólo a los creyentes.
Nuestras propuestas se encuentran abiertas a todos los públicos. Y pongo como ejemplo Ballobar. Desde hace unos años se celebra un festival a favor de Manos Unidas y participan de forma altruista muchas personas. Se involucra a todo un pueblo. También ofrecemos desayunos solidarios en los colegios, exposiciones, charlas…