Rita Mari y Eduardo Molaro son amigos; ambos son supervivientes de un accidente de avión en Tailandia. Una noche, mientras cenan en el jardín de la mansión de Rita Mari desaparecen sin dejar rastro ni pistas, lo que desconcierta mucho a la Guardia Civil. Este es el punto de partida de ‘Lo que no cuentan los muertos’.
Continúa la saga con el capitán Tresser, pero cambia de escenario.
Seguimos con la serie; ahora Tresser es capitán de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil y se ha convertido en padre de una niña que ha rescatado de la prostitución. Esta novela transcurre en Valencia, porque a mí me gusta homenajear a los lugares que quiero. De Valencia, me gusta mucho su luz, su mar; he estado varias veces y me apetecía porque es hermoso. Y es etiquetado como un lugar de mucha corrupción. Es el escenario donde la belleza y la fealdad se juntaban y me apetecía trabajarlo.
Además hay otro escenario, con otra trama importante, en Alquézar. Así que también he tirado para mi tierra. Ha sido un lujo y he descrito con mucho cariño Alquézar. Y menciono Barbastro, porque uno de los personajes no encuentra hotel en Alquézar y sí en Barbastro.
Precisamente le quería comentar si tenía previsto que el capitán Tresser viajara al Alto Aragón.
Ahora no es él, aunque sí alguien muy cercano. Y me voy acercando. En la primera novela con un vino del Somontano; en la segunda, con un festín gastronómico y esta vez me he metido en Alquézar y Barbastro; espero que la cuarta me acerque mucho más al Alto Aragón. Yo siempre quiero regresar a mi tierra. Vivo en Madrid y la echo mucho de menos. Me emociona cada vez que regreso y, si mis padres vivieran, yo creo que la felicidad se quedaría corta.
¿Es, pues, un sueño cumplido formar parte del jurado del premio ‘Ciudad de Barbastro’?
Un sueño cumplido con creces. Cuando me llamaron, hace dos años, no me lo podía creer. Es un honor, un privilegio formar parte de ese jurado donde han estado y están grandes escritores y escritoras. Igual que fue un sueño cumplido presentar en mi patria, en Barbastro, la novela Lo que no cuentan los muertos el pasado día 10, el mismo día que salió al mercado en toda España.
Para escribir la primera novela invirtió cinco años y después, en poco más de cuatro ha presentado otras dos. ¿Ya le ha cogido el tranquillo, es más fácil?
Nunca es fácil. Crear una novela es un proceso mental muy complejo. No solo tienes que lidiar con la historia, que también. Además, con la técnica, con los recursos literarios, que vas aprendiendo y aplicando en la siguiente… Siempre es un reto muy difícil, pero es extraordinario.
En la primera novela, es cierto, estuve cinco años, pero tenía mucho trabajo y solo podía escribir los fines de semana. Me lo tomé con calma porque nadie me esperaba. La sorpresa fue cuando la terminé; nunca imaginé que me la contratara una gran editorial como Espasa, siendo yo una desconocida. Ellos tardaron un año en publicar esa novela y ese año yo lo invertí en empezar a escribir la segunda sin saber cómo iba a ser la reacción a ‘Morir no es lo que más duele’. Cuando a publicaron, tenía la segunda bastante adelantada y el éxito de la primera me dio muchísima energía para seguir mejorando lo que me quedaba.
¿Qué más puede adelantar de esta tercera novela?
La desaparición sin pistas desconcierta mucho a la Guardia Civil de Valencia y por eso piden refuerzo a la Unidad Operativa Central. Tresser va a sudar mucho durante toda la historia; hay mucha investigación, en tiempo real; nos enteramos los lectores al mismo tiempo que ellos de lo que descubren en sus pesquisas. Hay acción policial, mucha aventura, drama y melodrama. Están todos los géneros que me gustan justos. Después de dos novelas me he atrevido a más. Considero que el deber de un escritor es arriesgarse y nunca acomodarse en las historias que ha escrito; ir a más y desafiarse a sí mismo.
Está en plena promoción de la novela. ¿Presentar novelas de suspense es más difícil que otro tipo de libros?
Es muy difícil, sobre todo cuando la presentas a los pocos días de que haya salido al mercado y los lectores o no la han empezado o no la han terminado aún. Es como caminar por un campo de minas; destripar es muy poco generoso. Intento manejar los conceptos y la trama básica, lo que aparece en las primeras páginas y, a partir de ahí, como puedo, sobrevuelo la trama sin decir demasiado.