Aunque la Fiesta del Crespillo se trate de un acto tradicional barbastrense, cada año se ha ido adaptando a las exigencias actuales, como por ejemplo, a las intolerancias alimentarias. Hace unos años que los celiacos e intolerantes a la lactosa pueden degustar este dulce tradicional. Este año, aquellos que sufren de problemas de deglución también podrán probarlos gracias a Valentia.
La idea surge a raíz de un proyecto en el que trabajan los centros de Valentia enfocado en la disfagia (dificultad para tragar). África Doz, integradora social, y Cecilia Furlan, logopeda, son las dos promotoras de esta iniciativa. “Un día nos planteamos texturizar platos típicos de la zona para que los usuarios con disfagia los pudieran probar. Y como en breve se iba a celebrar la Fiesta del Crespillo, decidimos probar con este postre”, explican ambas. Pero ninguna de las dos son del Somontano, por lo que necesitaban ayuda de alguien de la zona que conociera la receta.
El proceso de cocinado
Aquí es cuando entra en escena la cocinera, Conchi Carpi. “Nosotros no buscábamos que tuviera el aspecto de un texturizado, queríamos que se pareciera y que se comiera como un crespillo tradicional, con la mano. Por lo que la clave residía en la cantidad de gelatina que le añadíamos. Para lograrlos, preparamos los crespillos, los trituramos añadiendo leche, y luego, la gelatina. En el segundo intento conseguimos lograr el punto perfecto para que no fuera un texturizado normal y se pueda coger con la mano, aunque también se puede comer con cuchara”.
Aunque Carpi confiesa que su receta tiene una pequeña modificación: “Utilizo la receta que les he visto hacer toda la vida a mi abuela y madre. Aunque soy de Huerta de Vero, en mi casa no utilizaban cocimiento, por lo que yo tampoco. Simplemente exprimo una naranja y un limón, rallo la peladura de ambos y añado el anís. El resto de la receta sigue los mismos pasos”, explica.
Los crespillos texturizados de Valentia, “un éxito”
En el centro de Barbastro algunos usuarios con disfagia ya han degustado los crespillos texturizados y confiesan que están “muy buenos”. “De hecho, una de las usuarias que ya había probado el crespillo y ahora sufre disfagia, se comió el crespillo texturizado, pero dejó el tallo de la hoja, porque insistía en que esa parte no se come porque pincha. Es decir, le transportó a aquellos años en los que comía crespillos”, confiesa Furlan. “El sabor entre ambos es el mismo. Hemos dado a probar un crespillo normal y uno texturizado a diferentes personas y se sorprenden de ello”, añaden.
Este año, el hornillo de Valentia acudirá por primera vez a la fiesta con más de cincuenta crespillos texturizados para que aquellos que tengan problemas de deglución puedan probar este manjar del Somontano. “Como se trata del primer año que los elaboramos, seguramente acudirán pocas personas con problemas de deglución a probarlos”, explica la directora del centro Valentia de Barbastro, Cristina Morillo. Si todo sale bien, pretenden continuar con esta iniciativa en las próximas fiestas del crespillo para que ningún barbastrense se quede sin degustar el sabor de este dulce tradicional.