Los 14 hornillos de la XXIX edición de la Fiesta del Crespillo han comenzado sus labores pronto por la mañana para cocinar alrededor de 9.000 crespillos que se han repartido durante la jornada. Una mañana en la que el radiante sol ha elevado la temperatura de la plaza del Mercado.
Aunque los miembros de los hornillos llevaban alguna que otra hora cocinando, a las 11 horas se ha dado por iniciada la XXIX Fiesta del Crespillo. Junto con la inauguración, ha llegado el momento más emotivo de la jornada: la entrega del premio de crespillera de honor a Rosario Solórzano.
Solórzano ha recogido el galardón de las manos de Elita Davias, del Grupo Tradiciones, quien en 1994 decidió impulsar esta festividad barbastrense. La galardonada, emocionada, ha reconocido que aunque nació en Málaga, “no volveré, porque yo me considero aragonesa y barbastrense”. A su vez, ha agradecido el premio a crespillera del año.
Luis Montes, quien recogió este mismo reconocimiento el año pasado, ha querido dirigir unas palabras hacia su amiga Solórzano. “Rosario es una leyenda de la cocina tradicional aragonesa. Se retiró del Gastromuro (concurso que ha ganado en reiteradas ocasiones) porque no tiene más pared en casa para colocar sus premios”, ha declarado entre risas Montes.
La Fiesta del Crespillo, candidata al Libro Guinness de los Récords
El alcalde Fernando Torres también ha querido inaugurar la Fiesta del Crespillo anunciando una novedad. “Este año hemos empezado a contabilizar más seriamente los crespillos porque hemos propuesto a la Fiesta del Crespillo para el Guinness World Records. Por ello, se espera que pueda estar presente en la XXX edición de la Fiesta del Crespillo un certificador de la organización que edita el Libro Guinness de los Récords. De momento, les contaremos que este año se cocinan 9.000 y el año que viene intentaremos que se alcance la cifra más grande de la historia si nada impide celebrar la fiesta una vez más”.
La Fiesta del Crespillo ha transcurrido el resto de la mañana con total normalidad y con gran éxito de afluencia. Además de los barbastrenses, vecinos de las comarcas cercanas también se han acercado a probar este tradicional dulce del Somontano con un gran veredicto: “Están muy buenos”.
