Editorial
El Cruzado
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El bien por el bien

El Cruzado
03 diciembre 2021

Hay bondades más fáciles de realizar y otras que se nos ponen cuesta arriba. No es difícil sentirse apenado por el dolor, por ejemplo, de los vecinos de La Palma o por la angustia de una familia que no pueda pagar la calefacción.

Quizá porque en estos casos nos resulte sencillo identificarnos con alguien golpeado por la mala fortuna o porque, simplemente, nos sintamos bien al ayudar a un semejante, no dudamos en hacer un donativo para aliviar el mal trago de un semejante. Y está bien que así sea.

Sin embargo, qué complicado nos resulta ponernos en la piel del otro cuando el otro se nos antoja lejano, un extraño, alguien a quien podemos rechazar por lo que es o por lo que hace. Es aquí cuando se ponen realmente a prueba las buenas acciones incondicionadas, el bien por el bien.

Ante este desafío nos coloca desde hace cinco años la Pastoral Penitenciaria de Aragón con sus ‘Minutos de esperanza’, una campaña para que todos los reclusos de Teruel, Zuera y Daroca, algo más de 1.700 personas, puedan felicitar la Navidad a sus seres queridos.

El objetivo es reunir 10.000 euros antes del próximo 20 de diciembre, con los que adquirir 2.000 tarjetas telefónicas, con cinco euros de saldo cada una, para repartir entre los presos y presas de nuestras cárceles. Son hombres y mujeres que han delinquido, que pagan por ello, y que como el resto de la sociedad ha sufrido las restricciones de la pandemia, aislados, sin visitas.

Retoman ahora su actividad los 70 voluntarios que en Aragón los atienden y que les felicitarán la Navidad compartiendo la tarjeta telefónica, el cariño y la cercanía.

El obispo de Barbastro-Monzón, coordinador de la Pastoral Penitenciaria, lo explica bien: la llamada que un recluso pueda hacer el 25 de diciembre es un bálsamo de Dios que dignifica, también, al que dona.

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