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Josan Montull Al levantar la vista
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La ceremonia de la confusión eclesial

Josan Montull Al levantar la vista
17 junio 2024

Se dice que la ceremonia de la confusión es un proceso orquestado, calculado e intencionado, de sembrar ideas falsas, antagonismos artificiales y divisiones espurias y estériles para crear así una situación de caos y sacar provecho del mismo. Para idear una ceremonia de la confusión no es preciso decir mentiras, basta con seleccionar maliciosamente algunas verdades y ocultar otras. Algo de esto puede estarnos ocurriendo con las recientes noticias de Iglesia. Tres están siendo las que más acaparan los medios de comunicación.

Primera: Un grupo de curas jóvenes tradicionalistas utilizan las redes sociales a través de una tertulia titulada “La sacristía de la Vendeé” para desacreditar la renovación de la Iglesia que abandera el papa Francisco, llegan incluso a rezar por la muerte del papa entre chanzas y bromas.

Segunda: Colectivos de cristianos muy conservadores se reúnen ante la sede del PSOE para rezar el rosario “por España y en defensa de la fe católica en todo el mundo”, con la certeza de que el Gobierno de España es injusto con la fe y la vida y haciendo del rezo del rosario una manifestación política.

Tercera: Un grupo de 15 monjas clarisas de los conventos de Belorado (Burgos) y Orduña (Bizkaia) han decidido abandonar la Iglesia Católica y pasarse a la tutela de la orden Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, liderada por el “obispo” excomulgado Pablo de Rojas.

Lo cierto es que las imágenes de estas informaciones están entre el terror y la chanza. Los curas de “La sacristía…” tienen un aire fantasmagórico que en nada llama a la misericordia; los grupos piadosos que rezan el rosario en la calle dan un espectáculo surrealista y anacrónico; el supuesto obispo y el supuesto cura de Belorado parecen sacados de una película de terror o de un esperpento de Fellini o Berlanga… ¡santo Dios… qué imagen! Es cierto, todo eso ocurre en la Iglesia, nos sonroja, pero es real.

Claro que hay muchas historias, también reales, que vive la comunidad cristiana y de las que se habla bastante menos. A mí me gustaría que salieran a la luz otras noticias de la Iglesia: los miles de voluntarios cristianos que siembran amor y alegría por doquier, la tarea social de Cáritas, Manos Unidas y otras muchas ONG. Me gustaría que se hablara de la labor de la Iglesia en Gaza, en Ucrania, en Siria y en otros países destrozados por la guerra.

Deseo que fueran noticia los campamentos, colonias, acampadas, travesías y un sinfín de actividades lúdicas que se van a hacer este verano en tantos ambientes de Iglesia. Quisiera que fuera noticia la presencia cristiana en los campos de refugiados, en las misiones en países paupérrimos o en los ambientes degradados de nuestro primer mundo. Me gustaría que se hablara de los centros de acogida de menas que tiene la Iglesia en nuestro país, de la labor de los cristianos con los inmigrantes ilegales, los toxicómanos, las prostitutas o los chavales en exclusión, por ejemplo. También me hubiera gustado que fuera noticia la vida entregada de cada uno de los 20 misioneros asesinados a lo largo de 2023.

Entiendo que los casos de los visionarios curas de Toledo, de los que acuden a rezarle a la Virgen delante de la sede de un partido político, o el del esperpéntico número de las monjas de Belorado y Orduña se conviertan en noticia, pero no nos engañemos, la Iglesia es tan grande y materna que entrega la vida en miles de casos hermosos e impactantes que no salen en los medios. Las otras informaciones no deben sumirnos en una ceremonia de la confusión. Aunque lo cierto es que, más que de confusión, son noticias más propias de un Carnaval.

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