Con el verano los festivales proliferan a nuestro alrededor y, además, para todos los gustos. En Barbastro encontramos dos, el reciente celebrado PolifoniK Sound y el esperado Festival del Vino. El primero nació como un homenaje entre compañeros y familia hacia un amigo fallecido, Raúl Mariño. Ahora se ha convertido en todo un gigante que atrae a muchas personas de diferentes lugares cada año. Por otro lado, el Festival del Vino nació con el objetivo de dar a conocer los vinos del Somontano con un funcionamiento muy sencillo: disfrutar de una tapa con un vino DO Somontano.
Pero a nuestro alrededor nos encontramos con muchos otros festivales que también mueven a muchos seguidores. Por ejemplo, el Sahara Colour Festival en Campo, cuya entrada consiste en un kilo de arroz y una caja de lápices de colores que se enviarán en un convoy de ayuda humanitaria a los campamentos de refugiados saharauis. O festivales que se celebran en entornos de gran belleza, como el SoNna, que visita diferentes pueblos de la provincia de Huesca, o el Pirineos Sur, a los pies del pantano de Lanuza. Además, todos ellos, se han ido adaptando continuamente a las demandas y necesidades del público y territorio.
PolifoniK Sound
En este 2024 el PolifoniK Sound ha cumplido quince años y lo ha celebrado a lo grande. Sus dos directores, Iván Arana y Luis Moya, han crecido junto al festival y lo han actualizado a su gusto, pero observando las necesidades de su público.
Un ejemplo de ello es el espacio Kids enfocado a los más pequeños. “Nos parecía injusto que por el hecho de formar una familia con hijos, muchos de los asistentes habituales se tuvieran que perder el festival. Por este motivo, creamos el espacio Kids”, explica Arana. Una zona que además de entretener a los pequeños, intenta enseñarles los valores musicales. “Pueden interactuar con los instrumentos y quizás así les despierte la afición.
También consiste en que escuchen un tipo de música que no se encuentra de manera habitual en las radios más comerciales, por ejemplo. Se podría decir que intentamos crear cantera”, expresa. Y es que este año han potenciado además su unión con la Escuela de Música de la ciudad. “Consideramos que la Escuela Municipal y este festival de Barbastro deben ir de la mano. Si conseguimos motivar a algún niño barbastrense para apuntarse a ella, para nosotros ya es todo un logro”, confiesa.
A su vez, añade que este espacio infantil “seguirá evolucionando sin que afecte a la parte del festival más pura. Creo que son dos ambientes que pueden convivir en un mismo espacio sin molestarse. Disponemos de un espacio muy amplio en el que cabemos todos los públicos, y creo que este año se ha demostrado”, declara.
Arana, por otro lado, considera que parte del éxito el festival también se debe a la oferta gastronómica. Este año, a las diferentes foodtrucks de comida se añadió la propuesta del restaurante Trasiego. “El viernes y el sábado las reservas prácticamente se agotaron. En cualquier caso, se trata del primer año y creo que la gente aún no concibe que en un festival pueda sentarse en una mesa a degustar un buen menú tranquilamente”, reflexiona.
Aunque si algo llamó la atención este año en el PolifoniK eran los grupos de amigos que vestían igual, con camisas de flores. Y es que en este festival encontramos desde estampados atigresados hasta botas de vaquero, pasando por vestidos con sandalias o tejanos y deportivas. “De todas formas, creo que la gente cada vez se arregla más, un poco con el estilo del festival de vinos. Pero me llama la atención que existe gente que planea la ropa que va a llevar esos días con semanas de antelación”, comenta entre risas Arana.
Por la promoción del vino
Sin abandonar la capital del Vero nos adentramos en el más veterano de los festivales de la zona. Este año, el Festival Vino Somontano cumple su vigésima tercera edición. Francisco Berroy, presidente de la DO Somontano, rememora cómo surgió la idea de organizar un evento para dar a conocer los vinos de esta zona. “En una reunión con nuestra agencia buscábamos qué hacer y surgió organizar una muestra gastronómica”, detalla.
Pero pensaron que algo más debíamos montar para atraer al público a ese espacio en donde combinar tapas con los vino del Somontano. “Se nos ocurrió convocar conciertos. Y aquel primer año vinieron Joaquín Cortés y Luz Casal como cabeza de cartel. Y al año siguiente, Julio Iglesias estaba de gira por España. A partir de ahí, las expectativas eran muy potentes”, recuerda.
Pero los grandes nombres para los conciertos no hicieron perder el norte al Consejo Regulador. Como recordó Berroy en la presentación del festival de este año, “nosotros nos dedicamos a vender vino”. Por eso, con los años, constataron que el público se volcaba con la muestra y cada vez iban menos a los conciertos. “Y la muestra seguía creciendo”, añade. Una señal para cambiar el diseño y proponer espectáculos de menor formato, sin que decaiga la calidad, en el Centro de Congresos, que llegó unido al cambio de ubicación al recinto ferial.
Así, el Festival Vino Somontano se ha convertido en una referencia, constatada por el premio recibido este pasado año y por un modelo, el de muestra gastronómica, que fue novedoso y que ahora se repite en múltiples destinos.
SoNna
Hace cinco años vio la luz el festival SoNna. Impulsado por la Diputación de Huesca, esta iniciativa busca vertebrar el territorio, e impulsar los pequeños pueblos. Para ello escogen enclaves, la mayoría de ellos poco conocidos para el gran público, y en los cuales el valor del paisaje y la naturaleza cobran un gran significado. Casi tanto como el propio espectáculo. Así lo pone de manifiesto el diputado provincial de Cultura, Carlos Sampériz: “La música es nuestra principal aliada, pero el territorio también lo es. Aquí el espacio iguala en importancia a la música”. Además, se trata de actuaciones que se escapan de la programación habitual de estos municipios y aportan una novedad en su oferta cultural.
El Festival Sonidos en la Naturaleza, SoNna, propone 27 escenarios. Muchos de ellos varían de un año a otro. Sin embargo, el cierre se mantiene fijo con dos conciertos de artistas de renombre, calidad y con tirón de público que siempre se desarrollan en el escenario de La Cartuja de las Fuentes. En esta ocasión, Xoel López y Malú cerrarán el festival los días 13 y 14 de septiembre en este monumento cercano a Sariñena.
El SonNa recorre las diez comarcas oscenses. Y cuida en especial a aquellas que carecen de un gran evento musical como puede ser Pirineos Sur en el valle de Tena o que no despiertan tanto interés turístico en estos meses estivales como La Litera, Los Monegros o el Bajo Cinca. En cuanto al Somontano, en esta edición se van a celebrar tres conciertos. Los lugares escogidos son el salinar de Naval, Bodega Laus y Alquézar.
En la villa de la colegiata el 30 de junio se pudo escuchar a Uxía y Rubial con poemas musicados. Para la alcaldesa de Alquézar, Ana Blasco: “Este festival no supone una gran promoción, ni una avalancha de visitantes. Pero no podemos obviar que sí resulta un atractivo. Por una parte, cuenta con un público fiel que se mueve de un lugar a otro y que aprovecha el concierto para pasar el día en la localidad o hasta el fin de semana. Y, por otra parte, supone un aliciente para los visitantes e incluso los propios vecinos”.
Por su parte, Ana Gállego, directora de Marketing, Comunicación y Enoturismo de las Bodegas Laus y Enate, afirma que “estos conciertos facilitan a los propios oscenses, a los que vivimos aquí poder descubrir otros lugares que, si no fuera por un concierto, raramente llegaríamos a conocer”. En su caso, además de acoger el recital del Trío da Kali el 17 de agosto ofrecen una cata y una visita a la bodega Laus.
Gállego se muestra satisfecha con que la Diputación de Huesca les haya escogido otro año más. En la pasada edición, el Bosque de Hierro en Salas Bajas acogió un concierto de piano. “Nosotros, entonces, le hablamos a la organización de Laus. Y en esta edición ya somos anfitriones ya que esta bodega congenia muy bien con el alma del festival”.