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Manolo Garrido Al levantar la vista
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Eurocopa para todos

Manolo Garrido Al levantar la vista
22 julio 2024

Definitivamente, el deporte nos saca de muchos apuros. Vivir en la noche del lunes el recibimiento a la selección fue algo inenarrable, lo mismo que ver a los miles de jóvenes que en tantas ciudades como Barbastro se convocaron ante una pantalla para compartir una ilusión. Pude ver en Gijón ríos de gente ataviada con la roja y desplegando banderas en las horas previas a la final. Veníamos de Alcaraz, sin dejar de mirar al Tour y esperando los Juegos. Los medios informativos se volcaron y La 1 tuvo audiencias millonarias.

Entiendo que esta pasión se rebajará con los días pero es la oportunidad para tener en cuenta la importancia del esfuerzo personal y colectivo, del premio que habitualmente tiene la constancia, de la recompensa por luchar y sobreponerse ante las dificultades. Son actitudes que reflejarán unos valores muy necesarios y que el seleccionador reivindica con una gran naturalidad y sencillez. Es un profesional que intenta hacer muy bien su trabajo, a la vez que confía y exige a sus jugadores. Habla sin complicaciones y expresa con gran naturalidad su confianza en Dios.

El campeonato es consecuencia de la calidad individual puesta al servicio de un conjunto muy unido y en el que nadie ha dado la nota discordante. Se habla de que son una familia y, aunque es un término un poco desgastado, sirve para reforzar las ventajas de la unidad ante objetivos comunes. Luis de la Fuente lo dijo: “Este grupo ha formado una piña, una familia que nos ha dado fuerza para superar cualquier contratiempo”.

La selección ha brindado a un país un tanto polarizado y dividido un motivo superior que deja fuera de momento tantos desencuentros. Como decía el editorial de El Cruzado, “hay que encontrar otros elementos en nuestra vida que consigan que sean más numerosos estos momentos en los que nos olvidamos de nuestros problemas y somos capaces de ver al vecino como otro ser humano con el que compartimos mucho más que la pasión por el fútbol”.

Necesitamos compartir y disfrutar, potenciar la ilusión, aunque las dificultades permanezcan. Leer los itinerarios de los campeones nos lleva por ejemplo a las madres de Nico y Fabián, que son protagonistas de un crecimiento ejemplar de sus hijos. Todos los jugadores han demostrado una gran fe en sí mismos y en su capacidad de superación.

Esta enorme satisfacción no es un espejismo ni nadie va a quitar a los jóvenes –y a todos– el esfuerzo para superar realidades sombrías como el trabajo incierto, los contratos precarios, la vivienda, los sueldos. Ante un futuro dudoso o amenazador no cabe un entusiasmo momentáneo, pero tampoco el no saber disfrutar y aprender de los esfuerzos de los demás, que resultan ejemplares y alentadores. Lo dijo el Rey Felipe VI, al calificar el legado de la selección como “inmenso”, a la vez que agradecía “vuestro esfuerzo por jugar como jugáis”.

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