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El Cruzado
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Si no hubiera voluntarios…

El Cruzado
13 septiembre 2024

Detrás de las muchas fiestas con las que disfrutamos del verano se encuentran hombres y mujeres unidos por una causa común: el voluntariado, piedra angular en la construcción de comunidades más fuertes y solidarias. A través de la dedicación desinteresada de su tiempo y habilidades, no solo ayudan a montar la barra del bar, organizar la cena o el bingo, sino que también fomentan un sentido de pertenencia y cohesión social. En la provincia, sin ir más lejos, juegan un papel crucial en la preservación de las tradiciones, el apoyo a los más vulnerables o la promoción de iniciativas de todo tipo.

Sin embargo, en los últimos años, las propias asociaciones vecinales, pero no solo ellas, comentan lo complicado que resulta conseguir voluntarios. El relevo, que es tan natural como necesario, se complica hasta el punto de desembocar en una “obligación” para los que permanecen e incluso en la desaparición de entidades y, con ellas, de sus acciones.

A este fenómeno, bastante generalizado, obedecen causas variadas: desde la falta de tiempo en una sociedad atrapada en el calendario hasta la migración de los jóvenes a las ciudades, para estudiar o trabajar, que deja un vacío en el tejido social de nuestras comunidades. Pesa también el hecho de que, en ocasiones, el trabajo voluntario no recibe la visibilidad ni el agradecimiento que merece, lo que puede desmotivar a quienes consideran involucrarse. Es más cómodo, eso está claro, criticar desde el sillón que moverse y hacer algo.

Pero es necesario revertir esta tendencia, promoviendo una cultura de voluntariado desde temprana edad, integrando programas educativos que resalten su importancia y beneficios. Las empresas también pueden jugar un papel clave, incentivando a sus empleados a participar en actividades voluntarias a través de programas corporativos de responsabilidad social.

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