María Añaños lleva más de veinte años desplazándose en bicicleta por Barbastro. “En primer lugar, comencé porque utilizaba el coche y de media acumulaba unos 300 euros al mes en multas de aparcamiento. Poco a poco perdí la vergüenza de utilizarla por Barbastro y comencé a usarla diariamente. En ese momento descubrí que cuenta con muchas ventajas como llegar más rápido a los lugares y aparcar en la misma puerta casi, además del ejercicio que realizas”, expresa.
Añaños confiesa que, en Barbastro, “los ciudadanos sí que nos respetan, considerando lo mal que hacemos las cosas los que nos transportamos en bici. Porque, en ocasiones, circulamos por la acera o en direcciones prohibidas, adelantamos cuando no debemos… Creo que somos nosotros los que tendríamos que aprender respeto hacia los ciudadanos y no al revés”, confiesa.
A diferencia de Marín, Añaños declara que no echa nada en falta en Barbastro respecto a los ciclistas. “Quizás algunos pidan, por ejemplo, más aparcamientos, pero yo no. En esta ciudad muy pocos utilizamos diariamente la bicicleta, por lo que para los que estamos, no necesitamos más regulación”, añade.
Añaños tampoco utiliza casco, “porque cuando comencé hace veinte años quizás no se le daba tanta importancia y ya me he acostumbrado. Además, para el uso que yo le doy, el casco me molesta y no lo considero necesario. Pero entiendo que pueda ser obligatorio por mi seguridad. Los ciclistas de carretera sí deben llevarlo obligatorio, los que vamos a cinco por hora, no lo sé…”, concluye.