Los guías turísticos constituyen una puerta de entrada a la historia del lugar y al recuerdo. Dan la cara y según nos trate un guía, nos llevaremos una impresión favorable (o no) del sitio y de su gente. Resulta inevitable, el cara a cara, el trato humano siguen pesando a la hora de las visitas. En esta ocasión hablamos con Lina Obis, Mª Jesús Cera, Silvia Puyal y Pepe Barón, tres de los Informadós Turísticos d’Estadilla.

Olvídense de visitas aburridas y vayan a Estadilla. En dos horas, un grupo de vecinos entusiastas van a entretenerles, recitarán poemas en estadillano, conocerán los entresijos de la historia local y les obsequiarán con un pequeño detalle en la fuente. Y no solo eso. “Donde no llega nuestra profesionalidad, lo hace nuestra pasión”, afirman con vehemencia Lina Obis, Mª Jesús Cera, Silvia Puyal y Pepe Barón. Ellos representan a todo el grupo de Informadós Turísticos d’Estadilla. 

En este caso no hablamos de guías, sino de informadores porque responden a dos figuras diferentes y tipificadas. De hecho, se encuentran registrados como tales en la Diputación General de Aragón. El Ayuntamiento de Estadilla decidió impulsar esta idea y cuajó.

Los interesados recibieron formación durante un año, trabajaron el material, investigaron y cada uno se especializó en un área. Aquí aparece uno de los puntos diferenciadores de estas visitas guiadas por Estadilla. No la ofrece una única persona, sino varias. El cambio de voces y de estilo rompe la monotonía. Así, Barón les hablará de la fuente de Doce Caños; Cera de su propia casa, Casa Miguelé, y Obis se convertirá en poetisa. Y si piensan que a Estadilla le faltan monumentos, lo suplen con las vivencias y los chascarrillos de ilustres vecinos y personajes.

De hecho, una de las visitas más llamativas la protagonizaron un numeroso grupo de jóvenes estudiantes de centros escolapios de toda España que llegaron a la villa el 9 de julio, caminando, desde Barbastro recorriendo los pasos de san José de Calasanz, que vivió en Estadilla cuatro años. 

Esta ruta por las calles y la historia de la villa dura unas dos horas, pero podría alargarse… porque hay tema. De ahí que desde el Consistorio se haya creado un protocolo para estandarizar las visitas y que, quienes continúen, conozcan cómo llevarlas a cabo. Derrochan entusiasmo con un trato familiar y cercano. Como anécdotas, la visita a los trabajadores del Ayuntamiento la llevaron a cabo con paraguas porque llovía. Y unos de los últimos turistas, vecinos de Campo, pidieron la explicación en lengua bajorribagorzana. Aquí reside otra nota diferenciadora, que también se puede gustar de la ruta en lengua vernácula.

Esta idea nació en 2018. Para organizar una visita se precisan un mínimo de ocho personas y se concierta llamando al Ayuntamiento (974 305 000). Como son voluntarios, no cobran por este servicio. Las dos horas se suelen hacer cortas. Y la satisfacción del visitante colma de recompensas a estos informadós turísticos d’Estadilla.