El lugar de trabajo de Elena Buil Cendejas levanta, cuanto menos, curiosidad y asombro ya que su “jefe” es el rey. En la Casa del Rey se dedica al protocolo.
Protocolo y etiqueta, ¿podría explicar qué significan?
Por protocolo entendemos el término que engloba la normativa que rige un acto oficial y conlleva un obligado cumplimiento. Para ello existe un Real Decreto. La etiqueta, por otra parte, se refiere al comportamiento de las personas: cómo deben vestir, cómo deben actuar. Y se trata de un asunto recomendable y voluntario. A esto también se añade el ceremonial. Aunque, en líneas generales, la palabra protocolo lo incluye todo.
Cuando el presidente de Colombia, Gustavo Petro se negó a vestir frac en la cena de gala con los reyes…
No respetó la etiqueta que indica que se debía llevar frac. Pero repito, no se trata de un asunto de obligado cumplimiento.
Estudió Derecho, ¿cómo llega a la Casa del Rey?
Dejé el Derecho muy pronto y me dediqué a las relaciones públicas, al márqueting y la comunicación. En este sector colaboré alguna vez con la Casa del Rey y fueron ellos los que me llamaron. Supongo que les encajaba mi perfil.
En general, las personas que trabajan aquí suelen ser funcionarios del Estado, ya sean militares o civiles. Sin embargo, en algunos apartados como comunicación, informática o protocolo, quedan puestos liberados. Ahí entro yo.
El protocolo, ¿cambia con el tiempo?
El protocolo no supone un fin en sí mismo, sino una ayuda que permite que las cosas funcionen, la orientación para que el acto se desarrolle de forma correcta. Nuestra normativa data del año 1983 y una parte se sustenta en los usos y costumbres. Y, por tanto, susceptibles de cambio. Por ejemplo, antes se diferenciaba mucho la autoridad frente al resto de personas. Ahora, por contra, se aboga por una mayor proximidad.
¿Nota esa cercanía en su trato con los reyes de España?
Habitualmente siempre que los veo nos encontramos en un contexto de trabajo, pero puedo decir que sí, que sus majestades se preocupan por las personas que trabajamos con ellos.
Entre dos jefaturas de estado, ¿pueden chocar protocolos?
Yo hablaría más bien de aspectos que para una parte cobran más importancia que para otro. Antes de cada viaje de estado, o recepción al más alto nivel, se celebran reuniones entre el cuerpo diplomático para subsanar las discrepancias. Los preparativos llevan tiempo y mucho trabajo detrás. En España, por costumbre, el rey cede su derecha al invitado y damos valor a la colocación de los comensales. No en todas partes ocurre lo mismo.
¿También hablan del menú?
Por supuesto, en este caso se piden indicaciones ya que hay que tener en cuenta alergias e intolerancias. Y, desde luego cuestiones culturales. Como con las personas musulmanas que a ellas no se les colocarán copas de vino y al resto de los comensales, sí. Y en los países musulmanes no sirven alcohol a nadie.
Entre las monarquías europeas, ¿cómo definiría el protocolo de los Windsor?
De la casa real de Reino Unido yo destacaría sobre todo el tema del ceremonial y de la etiqueta que, sin duda, cobra gran peso y se encuentra mucho más regulado que el nuestro.
En España se van olvidando las formas y la etiqueta. Sobre todo en la iglesia y en ceremonias.
Se está perdiendo ese saber estar, ese saber dónde estás y cómo vestir acorde con el acontecimiento sea boda, bautizo, cóctel o cena… Pero pienso que, en verdad, nadie te lo enseña, ¿dónde lo aprendes? Si nos pasa hasta en este trabajo. Cuando recibes una invitación para un acto oficial te indican la etiqueta correspondiente… aún así nos llaman con dudas y preguntas. No se entiende.
Supongo que usted las respeta.
Procuro hacerlo, desde luego. Hasta cuando escribo un wasap me sujeto a la gramática y la ortografía del español porque no es solo un mensaje, se trata de mi imagen, de quién soy yo. O cuando suena el himno nacional hay que ponerse en pie y permanecer callado por respeto.
Su primer viaje oficial con los Reyes fue a Japón y Corea… ¡vaya estreno!
En Japón los monarcas sólo acudieron a la entronización del emperador Naruhito y ahí se ciñen a un protocolo riguroso y con poca posibilidad de negociación. En el caso de Corea del Sur, se trató de un viaje oficial. Me satisfizo conocer cómo trabajan mis colegas de otros países. En este caso, encuentro que son gente bastante reservada y muy diligente.