La diseñadora Beatriz Gimeno Sanz asegura que es un orgullo estar entre las obras seleccionadas para la exposición y subraya la gran apuesta que realizan las empresas e instituciones para apoyar proyectos artísticos.  

¿Cómo empezó su vinculación con el diseño?  

El inicio fue estudiando diseño gráfico. A raíz de ahí vi que me gustaba mucho la idea de poder comunicar mensajes que necesitaban llegar al público y, a partir de ahí, empecé a investigar más y a formarme mejor para poder ofrecer un trabajo que el cliente pudiera hacer uso de él.

¿Qué supone para usted estar entre estas obras seleccionadas en el IAACC Pablo Serrano? 

Para mí es un orgullo tremendo. Esta exposición quiere hacer hincapié en la importancia del diseño y en que las empresas apuesten por el diseño. Desde el CADI, el Centro Aragonés de Diseño Industrial, esta labor la han trabajado muchísimo. Por suerte, con los clientes que tengo lo que hacemos es un trabajo en equipo. Es decir, que los trabajos que están expuestos ahí son trabajos en conjunto con cada uno de los clientes y en cada proyecto. Los trabajos están ahí, pero es una puesta en valor. Sobre todo, de la apuesta que hacen las empresas por el diseño que cada vez es tremendamente mayor.

En ese sentido, ¿cree que se debe apostar más? 

La verdad es que las empresas e instituciones están haciendo un trabajo maravilloso en confiar en esta faceta visual. Es una forma de llegar mucho más público. Y cuanto más, mejor. Ahora estamos totalmente inmersos en muchísimas imágenes y eso nos ayuda muchísimo, porque todo el público va a tener muchísima más riqueza visual. Y es cierto que los mensajes llegan muy rápidos. 

¿Cree que se debería fomentar más entre los jóvenes? 

Aunque parezca que no o no se den cuenta, creo que está fomentándose. Si piensas en las redes sociales, todas ellas están creadas para un público joven. Todas tienen su logotipo creado que lo que quiere es llegar a un público muy amplio. Lo que he dicho antes, cuanto más, mejor. Es decir, conocen muy bien lo que el público demanda dependiendo de su rango de edad.

¿Hay algo en especial que le haga sentirse orgullosa de su trabajo como diseñadora? 

Sobre todo, la confianza que tienen los clientes en mí y en mi trabajo. Cada proyecto que llevamos a cabo potencia muchísimo esa confianza, ese valor por el diseño y la confianza por el trabajo bien hecho. Y eso sí que es un orgullo tremendo. Como lo que yo hago es un trabajo en equipo, se llega a conocer muy bien al cliente. Quieras que no, cuando te proponen un proyecto de diseño gráfico, el cliente vuelca en ti todos sus sueños y toda su ilusión con la que lleva muchísimo tiempo pensando. Al final se abren totalmente, al cien por ciento hacia el diseñador o diseñadora. Y te cuentan lo que quieren, lo que llevan pensando. En ese caso, el diseño es el encargado y el canal de poder desarrollar, para expresar visualmente ese deseo tan grande que posee esa persona. 

El diseño gráfico abarca muchas facetas, ¿hay alguna con la que se sienta más cómoda o le guste más? 

La rama del diseño es muy amplia. Tengo la suerte de que a mi estudio llegan muchísimos proyectos distintos. Desde la creación de imagen corporativa hasta creación de folletos, cartelerías o envases. Son tan numerosos los espacios a los que el diseño puede llegar que es una satisfacción poder trabajar en cada uno de ellos. De hecho, es un aprendizaje continuo, no se para de aprender nunca. Con cada proyecto aprendes a comprender un poco mejor que el anterior porque cada obra te hace ver cómo puedes mejorar en la comunicación con el cliente, cómo desarrollar ese trabajo y luego, sobre todo, el cómo ofrecerlo. Ese enriquecimiento y ese aprendizaje es constante y es un orgullo tremendo porque también nos ayuda a formar como persona.

Laboralmente, ¿cómo le ha afectado la pandemia?¿Ha cambiado su forma de trabajar?

Realmente no ha cambiado. Pienso que tanto tiempo de reflexión hace que las instituciones y empresas tengan muchas ganas de moverse. A raíz de la pandemia han salido proyectos maravillosos. Como el Soundmontano o el Barbastro A Tempo. Son apuestas buenas, pero es que hay un montón más. Ha servido para poner en valor y hacer una jerarquía de las cosas importantes que tiene la vida. Creo que bajo el telón del temor y miedo, ha salido una fortaleza brutal que ha permitido hacer cosas maravillosas y han salido proyectos fantásticos. Hay que ver lo bueno.