Barbastro

Denunciante de una clínica médico estética de Barbastro: «La médico de la clínica estética utilizó fotos sin mi permiso y expidió recetas irregularmente»

La denuncia de una vecina del Somontano derivó en la detención de una doctora de una clínica privada y de otras dos de la sanidad pública

Las denuncias se encuentran en el juzgado de Barbastro. Foto: S.E.
Lola Gª Casanova
08 enero 2025

El pasado 24 de octubre de 2024, la Dirección General de la Guardia Civil emitía una nota de prensa en la cual informaba de la operación Selenko. En ella se anunciaba la detención de tres facultativas sanitarias. Una de ellas, una médico estética de una clínica privada y otras dos médicas en ejercicio en la sanidad pública. Como resultado de las investigaciones se detuvo a la doctora de la clínica privada por una supuesta comisión de delitos con lesiones imprudentes, estafa, falsedad documental y revelación de secretos. Y a las otras dos, por descubrimiento y revelación de secretos.

La denunciante, una vecina de la comarca del Somontano que prefiere guardar su anonimato, se ha puesto en contacto con El Cruzado para relatar su experiencia.

Usted interpuso una queja ante el Colegio Oficial de Médicos de Huesca y también una denuncia ante la Guardia Civil. ¿Qué ocurrió?

Acudí a una clínica médico estética de Barbastro. El tratamiento me produjo serios problemas. Un día vi en el Instagram de la doctora publicadas, sin mi autorización, unas fotos de un antes y un después, pero en realidad, estaban ocurriendo una serie de problemas que me obligaron a acudir a Urgencias en varias ocasiones. Y mientras esto sucedía, la doctora médico estética continuaba haciendo lo que quería en sus redes sociales. Incluso las utilizó para historias (publicaciones que duran 24 horas de Instagram y que en ese tiempo han podido ver miles de personas) proponiendo ese tratamiento que había dado un resultado “alucinante”, muy lejos de la realidad de lo que estaba pasando. 

Que usen fotos sin autorización, le puede pasar a cualquiera y te ves en una situación en la que no das crédito al comportamiento de una persona en la que confías como profesional y que se vende muy bien.

Más allá de lo estético, ¿el procedimiento fallido le causó problemas en su vida?

Sí, porque se produjo en las manos. Pasé unos meses que realmente me afectaba. Perdí parte de la movilidad, con inflamación, heridas, dolor y muchísima preocupación. Acudía a su consulta para solventar el caso, pero me daba cuenta de que la profesional andaba perdida. Al final, cuando ya vi demasiadas cosas que no me esperaba, y ya decidí no volver nunca más, me vi obligada a recurrir a una consulta privada de dermatología. También visité a mi médico de cabecera.

Pero el uso de las redes la impulsó a denunciar.

Además, la doctora bloqueó en Instagram a algunas personas. Con ello evitaba posibles comentarios que no le interesaran y tampoco se podían enterar de si seguía utilizando fotos sin consentimiento. No podemos estar todo el tiempo de guardia y pendientes de lo que alguien publica a cualquier hora. Aunque lo subido en redes tenga caducidad, es posible que de ahí consiga clientes.

Y luego viene la realidad. Cuando hay problemas en los resultados o no ha servido de nada el tratamiento, hay gente que, por diversos motivos, se aguanta o dirá que no vuelve. Pero se aprovechan de las fotos porque, aunque pierdan un paciente por ello, pueden llegar más que quieran hacérselo.

Pero el tema estético sacó a la luz otras posibles irregularidades.

Me doy cuenta del tema de las recetas falsas por dos vías. Estaba con unas amigas relacionadas con el mundo farmacéutico y viendo ellas el problema que yo sufría por el tratamiento estético nombré qué me habían recetado y me preguntaron si conservaba la receta. Cuando la enseñé (y habiéndola usado ya) se percataron del sello, que no correspondía. La verdad yo no entendía entonces cómo me habían vendido en la farmacia el medicamento, supongo que no se dieron cuenta. Por otro lado, en la medicina privada no pueden usar recetas del sistema público. Pero, al principio, cuando estás sumergida en tu problema hay detalles que se te pasan por alto. Me ocurrió aquella primera vez. Hubo más recetas que guardé y acudí a otro médico privado para comprar el producto de manera legal. 

Usted ha documentando todo el proceso de forma cronológica.

Así es. Con ello me presenté ante la Guardia Civil y en el Colegio de Médicos de Huesca. También pasé por el Hospital de Barbastro porque entraron en mi historial clínico y quise saber quién. Yo primero acudí al Colegio de Médicos (COM), que no sabía muy bien cómo funcionaba. Allí tuvieron en cuenta algunos de los temas de los que informé. Decidieron sancionarla con un expediente disciplinario y así me lo comunicó el colegio. Pero según qué temas quedan fuera de su competencia y así me lo hicieron saber.

El problema persistía y decide buscar otras opiniones médicas.

Como iba empeorando, acudí a mi médico de familia. Y ese facultativo comprobó que habían sido pedida a su nombre una prueba sin haberla peticionado éste. Cuando me lo comentó quise saber qué había pasado porque no podía entender cómo era posible. 

Tal y como se ha informado, por estos hechos, la Guardia Civil solicitó al Servicio Aragonés de Salud informes técnicos detallando los accesos a mi Historia Clínica Electrónica. Además de pedir la justificación de acceso a mi historial a los profesionales que no tenían ningún tipo de relación profesional conmigo.

La Guardia Civil afirma que una doctora de la sanidad pública había solicitado la prueba a nombre de otro médico (el suyo) para no dejar constancia de su implicación, accediendo al historial de la denunciante, para facilitárselo a la doctora de la clínica médico estética privada. Además, se pudo constatar que había una segunda profesional de la sanidad pública relacionada. 

Yo interpuse la denuncia el 29 de febrero y las detenciones se produjeron el 14 y 15 de octubre. Ahora el proceso judicial sigue su trámite. Además, la investigación ha comprobado, con datos del Servicio de Farmacia del Departamento de Sanidad de Zaragoza, que la doctora de la clínica privada había expedido 90 recetas de la Seguridad Social de manera irregular, lo que supuso un posible fraude de 2.077 euros.

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