Alto Aragón

Experiencias de las voluntarias de Manos Unidas

Tres mujeres que colaboran con esta oenegé, Pilar Ibarz, Paz Soler y Genoveva Buatas cuentan qué hacen y cómo influye en su vida

Manos Unidas
Presentación de la campaña de 2025 de Manos Unidas, con muchos voluntarios y el obispo, Ángel Pérez. L.G.
Lola Gª Casanova
03 febrero 2025

Experiencias de las voluntarias de Manos Unidas. Ruanda, el año académico, como en España, empieza en septiembre. Así que, mientras lee estas líneas, un internado en la diócesis de Kibungo, al que asisten 212 chicas, bulle. En Malawi también se encuentran en pleno curso los alumnos de las 15 escuelas del área de Kasipa. Y en el distrito de Bastar, India, a muchas mujeres y niñas se les brindó una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida. Y así podríamos saltar de un país a otro.

Quizá nos cueste situar estos lugares en el mapa. Pero en estos puntos en concreto un cartel les recordaba que, para alguien, a muchos kilómetros, sus vidas importan. En el cartel se explicaba en qué consistía la obra y de dónde provenía la financiación. Y en cualquiera de sus lenguas en India, Malawi o Ruanda, dos palabras en español se repetían: Manos Unidas.

Cambiar la vida

De las oenegés que se dedican al desarrollo tendemos a pensar que sólo interesa que el dinero llegue y se aproveche de forma adecuada. Y en muchas ocasiones, pasamos por alto cómo pertenecer a una de estas entidades también transforma nuestra sociedad.

Manos Unidas, la organización de la Iglesia católica que lucha por erradicar la pobreza en el mundo, cuenta con servicios centrales en Madrid, pero su verdadera fuerza se distribuye por toda España. Cuenta con 72 delegaciones, una de ellas en la diócesis de Barbastro-Monzón.

Reyes Ibarz, de Fraga, recuerda su periplo por Camboya. Corría el año 2011 y lo define como “el viaje de mi vida”. Ella llevaba unos años de voluntaria de la organización y se enroló para ir a conocer, de primera mano, cómo trabaja la oenegé sobre el terreno y, sobre todo, las condiciones en las que habitaban en esta nación del sudeste asiático. “Cuando volví no podía mas que mirar las fotos. Me costó salir a la calle con todo lo que vi y aprendí. Vi miseria material absoluta y a la vez, conocía a gentes y proyectos maravillosos”. Muchos años después afirma que volvió por la familia. “Si no hubiera tenido marido e hijos… sentí un profundo deseo de quedarme porque la experiencia resultó muy fuerte.  Pero aquí se encuentra mi lugar y aquí sigo, haciendo mi voluntariado con más ilusión y más ganas”. 

Otro viaje, en este caso a Perú, fue el detonante de que Paz Soler, de Monzón, se uniera a Manos Unidas. “Hace 27 años, con mi marido participamos en un viaje misional al país andino de un mes. A la vuelta, me sentí motivada y me puse en contacto tanto con el grupo de misiones de la parroquia como con Manos Unidas. Desde entonces participo en los dos”. 

Ibarz, por su parte, comenzó en la entidad hace casi 30 años de la mano de la catequista de postcomunión de su hijo. “Siempre me ha gustada colaborar y por aquel tiempo estaba vinculada a Cáritas. Pero con el trabajo y los hijos pequeños me resultaba complicado llegar a todo. Intuí que en Manos Unidas tendría más facilidad con los horarios como voluntaria y no me equivoqué”. También Soler ha criado a sus hijos y ha ofrecido su tiempo a la entidad. Para ella, el voluntariado “te fortalece como persona y te ayuda a desarrollar cualidades como la empatía y la vocación de servicio. Pero estos aspectos no se quedan sólo en una porque impactan de manera positiva en la comunidad”.

En Barbastro, Genoveva Buatas, delegada diocesana de la entidad comenta: “Soy voluntaria desde 2018 porque me aporta amplitud de miras, dosis de realismo y conocimiento. Además de la necesidad de estar al día en muchos aspectos, practicar valores humanos y cristianos y trabajar en equipo”.

El grupo de Manos Unidas

En el altruismo reside la fuerza de esta oenegé. Cuenta con 6.500 voluntarios en toda España y 59 en nuestra diócesis de Barbastro-Monzón. 

“Contamos con un magnífico grupo, explica Ibarz, muy sólido. Aquí en Fraga nunca hemos discutido y lo formamos 20 mujeres. Por edad, alguna no se implica tanto en las actividades, pero mantienen muy vivo su cariño y vínculo con Manos Unidas”. De todo lo recaudado, la cuantía que llega desde este arcipestrazgo ocupa un lugar decisivo. “Sólo hemos dado con el hilo de donde tirar”, alega haciendo referencia a la indumentaria tradicional fragatina. 

Estas voluntarias comenzaron hace 60 años con la costura. Cojines y tapetes para la casa, bufandas y prendas de bebés que vendían para recaudar dinero. A esto le añadieron el sorteo de un mantón y de un traje de fragatina para niña. “Y como ha habido que adaptarse a los tiempos, ahora nuestra principal actividad se centra en la vestimenta típica. De ahí que animo a otras compañeras a que saquen provecho de algo suyo, como hemos hecho en Fraga. Se me ocurre el Festival del Vino en Barbastro o la Candelera y en Monzón el homenaje a Mont-Rodón”, explica Ibarz. Además, sortean un cuadro de un artista local de renombre. En este año de 2025, la pintora Magdalena Esteve ha sido quien les ha donado la obra.

Pero tampoco olvidan su fe, la que les mueve a todo esto. Y así, desde Monzón, Soler destaca la vigilia de oración por su significado. Esta va seguida de una frugal cena. “Una colación sencilla y testimonial que también ayuda a recaudar dinero”, añade.

También Manos Unidas se nota en nuestra sociedad

Manos Unidas trabaja en dos direcciones. Una de ellas busca sensibilizar en nuestra sociedad. 

En este aspecto las de Barbastro llevaron la exposición Cuidemos el planeta a centros educativos de la ciudad y a la colonia de verano de Obarra. A su vez, ofrecen materiales educativos a los colegios para su explotación y materiales de formación cristiana dirigido a parroquias. Asimismo, cuentan con la Asociación Petronila de Amas de Casa con quienes organizan un chocolate y también ofrecen un almuerzo a los escolares para que puedan sumarse en el proyecto. También participaron en la Feria del Voluntariado de Barbastro y pertenecen al grupo de trabajo del Voluntariado de Aragón.

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