El pasado lunes 27 de diciembre se cumplía un año de las primeras vacunas del covid, administradas en la residencia Somontano de Barbastro. Así concluía el año 2020, marcado por una pandemia que también ha sido protagonista durante un 2021 que comenzó con una gran nevada, la de la borrasca Filomena, que no dejó grandes incidencias en el Somontano. Entre los temas más recurrentes de este año, más allá de la pandemia, los bienes eclesiásticos llegados de Lérida, el nuevo centro de salud de Barbastro o los servicios ferroviarios en la zona oriental de la provincia.
Sobre el primero, a finales de enero, el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, se reunía con el obispo de la Diócesis, Ángel Pérez, para establecer los criterios de actuación para el previsto regreso. Esa fecha estaba fijada para el 15 de febrero. Comparecieron al mediodía el obispo y el consejero de Cultura del Gobierno de Aragón. Y por la tarde, llegó un pequeño furgón rojo con 23 de los 111 bienes. Fue la primera entrega de cuatro; siguieron las del 22 de febrero, 5 y 10 de marzo. Además, en junio, el sindicato educativo FSIE reconocía la labor de tantos años con la entrega al obispo y al consejero de Educación y Cultura el premio ‘Magister Extraordinario’.
Por otra parte, en enero, el Tribunal Supremo ratificaba que la propiedad de los objetivos artísticos que se vendieron del Monasterio de Sijena a Cataluña son del monasterio.
El centro de salud y el tren
En diciembre de 2020 se creó la Plataforma por el Nuevo Centro de Salud, ¡ya!, cuya primera gran acción fue una manifestación por las calles de Barbastro para reivindicar esta obra. Unos 300 coches se sumaron a la cita, poco después de que se instalaran siete módulos prefabricados para atender a pacientes con patologías infecciosas respiratorias.
La Plataforma siguió con sus actuaciones, visitando en Zaragoza al Justicia de Aragón y también a los responsables del Servicio Aragonés de Salud. Se trajeron de vuelta “buenas voluntades” y el compromiso del Justicia de visitar Barbastro, que se hizo realidad el 12 de abril en la persona de su lugarteniente; se abrió expediente y a finales de junio, mandó informa al Gobierno de Aragón para que incluyera una partida para esta obra. Partida que se conoció a finales de noviembre y que fue calificada por el alcalde Barbastro como “irrisoria” y por la Plataforma como “jarro de agua fría”.
Y es que no han visto reflejado el trabajo de reuniones con representantes institucionales, su comparecencia en las Cortes de Aragón en verano o la propuesta del Ayuntamiento en mayo para utilizar sus remanentes para la obra. El Gobierno de Aragón nunca respondió a esta idea. Sobre el centro de salud, en marzo se vio “ampliado” con el alquiler de un nuevo local en la calle Zaragoza.
Respecto a los servicios ferroviarios, en marzo, representantes municipales de las poblaciones afectadas se reunían con el consejero de Vertebración del Territorio y Movilidad del Gobierno de Aragón, José Luis Soro. Este había anunciado que dejaban de financiar las líneas que pasan de comunidad autónoma, afectando a la que une Zaragoza con Monzón y Lérida. En abril tuvo lugar la primera de las concentraciones de ‘Aragón no pierdas tu tren’, con manifestaciones en varias localidades; la más destacada, Monzón, donde por entonces ya llevaban 43 domingos concentrándose en su estación para pedir que se restablecieran los servicios ferroviarios. En junio, el consejero Soro anunció que asumía hasta finales de junio los servicios que anunció que dejaría de pagar. Pero unos días después, el Gobierno de Aragón anunciaba el acuerdo con el Ministerio de Transportes para “mantener los servicios” entre Comunidades autónomas, eso sí, desde otoño se suspendían trenes para sustituirlos por autobuses.
Las asociaciones empresariales de Cinca Medio, Somontano y Litera se han sumado a la reivindicación de recuperar servicios ferroviarios, con comunicados conjuntos en la recta final del año.
El covid
“Regreso al nivel de alerta 3 agravado ante la llegada de otra ola”. Este era el titular de la página 2 del número del 8 de enero. Era la cuarta ola. Así que el año comenzaba con el endurecimiento de medidas, como el toque de queda desde las 22 horas y el confinamiento perimetral de nueve municipios (en la provincia de Huesca solo se vio afectada la capital). Estas medidas, con algún alivio, se mantuvieron hasta el 12 de marzo, cuando se levantó el confinamiento provincial; se mantenía el autonómico.
Sin embargo, a finales de abril se detectó un incremento de los casos por un brote, a la vez que vencía el estado de alarma decretado por el Gobierno central en octubre de 2020; el Gobierno de Aragón mantuvo una escala de niveles de alerta, con restricciones de aforos y horarios más restrictivos en el nivel 3 que en el 1. Y comenzó el vaivén; en junio se pasó al nivel 2 y en julio, al 1, que duró una semana para volver a las restricciones; comenzaba la sexta ola del coronavirus en Aragón, que afectó especialmente a los más jóvenes. Mientras, continuaba la campaña de vacunación que se abría a todos los mayores de 18 años.
Esta sexta ola llevó a un nuevo toque de queda en varias poblaciones, incluidas Barbastro y Monzón; aunque la medida se retrasó algunos días por no ser autorizada por el Tribunal Aragonés de Justicia. En septiembre, sin abandonar el nivel 2, se levantaron algunas restricciones, para volver a un nivel 1 en octubre… Hasta este mes de diciembre, con la séptima ola y el regreso al nivel 2 de alerta. La vacunación sigue, con terceras dosis y el inicio de la campaña entre los menores de 5 a 11 años.
De pleno en pleno
En el primero del año, se respaldó la candidatura a ser sede logística del Ejército, que se quedó en agua de borrajas a los pocos días. La no presentación de los presupuestos también copó buena parte del debate; un retraso que el equipo de gobierno achacó a los problemas de falta de personal en el Ayuntamiento y que no llegaron hasta abril; y sin remanentes, que quedaron para un pleno posterior. En el extraordinario de primavera llegó una moción institucional para pedir que se implante el Bachillerato de Artes en la ciudad.
El pleno ordinario de mayo fue destacado por el anuncio de Antonio Cosculluela de renunciar a su acta de concejal después de 42 años en el Ayuntamiento (20 de ellos como alcalde). A finales de julio llegó el siguiente pleno, con un agrio debate sobre el cambio de figura jurídica de la UNED (de Fundación a Consorcio Universitario) y sobre la Vía verde. Ya en septiembre, comenzaron a darse pasos para extinguir el Patronato Municipal de Deportes y la Fundación Municipal de Servicios Sociales. En octubre se actualizaron las ordenanzas fiscales, si bien el Impuesto de plusvalías quedaba en suspenso por una sentencia judicial y a la espera de que el Gobierno central fijara nuevos criterios. El penúltimo pleno, a principios de diciembre, fue extraordinario y en él se aprobó una moción institucional (que también salió en la Comarca del Somontano) para pedir que el Gobierno de Aragón haga el centro de salud antes de 2024. Sin abandonar la política, a finales de septiembre, los presidentes de las Comarcas de Somontano, Cinca Medio y La Litera anunciaron el trabajo conjunto para el desarrollo de esta zona.
Y finalizamos con un apunte sobre infraestructuras. A finales de enero, la Diputación Provincial anunciaba un posible traslado del parque de bomberos de Barbastro a Castejón del Puente; asunto que también llegó a pleno y fue rechazado. La carretera de Salas se eterniza y, aunque a principios de año se anunció presupuesto, aún no se sabe nada del proyecto.
De los proyectos municipales, nos hemos hecho eco de los avances administrativos del cementerio municipal (aún no han comenzado las obras de los accesos) y del Parque del Recuerdo y la Memoria (ha finalizado la primera fase pero falta la equipación).