La Diócesis de Barbastro-Monzón acogerá, del 27 al 30 de junio próximos, las XL Jornadas Nacionales de Patrimonio Cultural de la Iglesia, que organiza la Comisión Episcopal para el Patrimonio Cultural de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
La pandemia obligó a retrasar la convocatoria, inicialmente prevista para 2020, pero no ha modificado su objetivo: analizar los retos actuales del patrimonio eclesiástico, material e inmaterial, como un elemento generador de valor para eso que se viene llamando España vaciada.
De partida, esta cita echa a andar con el convencimiento de que, efectivamente, el patrimonio religioso sirve para generar riqueza en el más amplio sentido de la palabra. Concebidos de inicio como herramienta de evangelización, y sustentados a lo largo de los siglos en la fe, devoción y generosidad del pueblo cristiano, esos bienes artísticos vuelven a ponerse al servicio de los hombres y mujeres del Alto Aragón, hoy como palanca de desarrollo.
El atractivo de nuestras iglesias y ermitas, levantadas muchas en parajes naturales de gran belleza, constituyen un elemento de identidad diferencial para este territorio, una huella viva de su historia.
Junto al arte mueble o la religiosidad popular son protagonistas de un turismo cultural, religioso, artístico, familiar…, que se da la mano con el amplio abanico de atractivos que para el visitante ofrecen nuestras comarcas, desde la gastronomía al deporte, la aventura o el vino, pasando por novedosas propuestas experienciales.
Todas, y con ellas los diferentes agentes públicos y privados, han de caminar juntas hacia objetivos comunes, que los hay. En la España vaciada, que no solo es rural, los que aún la llenan están llamados a entenderse porque les une un desafío común: utilizar todos los recursos disponibles para minorar, cuando no revertir, ese despoblamiento.