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Andrea Espuña Sierra A cuatro manos
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A todas

Andrea Espuña Sierra A cuatro manos
13 marzo 2025

Me he topado por casualidad con una tienda online. Venden camisetas, tarros de caramelos, piruletas, galletas de la fortuna y chocolatinas. Todo con una pegatina morada y un “8M” adornando. No quiero bucear más porque veo que esta es solo la primera página de muchas y seguro que hay promoción especial de tazas o camisetas. Como si este sábado, 8 de marzo, hubiera algo por lo que regalar.

Pero, sin embargo, sí que hay algo que celebrar. No con descuentos ni globos, sino con memoria. Porque si hoy podemos elegir, si hoy podemos soñar con ser lo que queramos, es porque otras estuvieron antes.

Fueron ellas las que allanaron el camino, muchas veces sin saber que lo estaban haciendo. Mis bisabuelas Engracia, Sabina, Encarna y Antonia.

Las que trabajaron sin contrato, las que aprendieron a leer tarde, las que no tuvieron la oportunidad de elegir qué querían ser o hacer. Las que tuvieron que pedir permiso.

Las que aprendieron a salir adelante con todo.

Y las que nos enseñaron cómo hacerlo. Mis abuelas, Mari y Josefa. Las que no salen en los libros, pero nos dejan mil lecciones. Las que a veces no tuvieron reconocimiento, pero están siempre.

Las que curan con un beso y hacen magia con cuatro ingredientes.
Las que tejen, bordan y cogen dobles.

Y las que son hogar, aunque estemos lejos. Mi madre. La que nunca se pone en primer plano, pero está en todos los escenarios.

La que sostiene, escucha y acompaña sin pedir nada a cambio.
Y las que te miran. Las que te esperan y te aplauden. Las que te empujan. Mi hermana.

La que, sin saberlo, me ha hecho entender que el testigo se recoge sin que nadie te lo entregue.

A todas ellas.

A las mías, a las tuyas, a las nuestras.

A las que no tienen una calle, pero hicieron historia.

A las que nunca celebraron un 8M, pero consiguieron que hoy podamos hacerlo.

Ni aplauso, ni felicitación.

A todas ellas, gracias.

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