De la misma manera que los jóvenes dejan atrás sus países de origen para estudiar en el extranjero, existe un camino hacia el interior, hacia el pueblo. Se trata de romper fronteras. Y en estos momentos, una de las grandes líneas divisorias en Aragón se sitúa en el límite de la ciudad. Se vive una zona de exclusión que, como una cerca invisible y obstinada, no permite ver las oportunidades que ofrece el medio rural.
Para acercar a los estudiantes universitarios a los pequeños municipios nació en la provincia de Huesca en 2021 el llamado Erasmus Rural. Este programa lo sustentan la Diputación Provincial (DPH) y la Universidad de Zaragoza y se dirige tanto a estudiantes (programa Desafío), como a titulados universitarios en los tres últimos años académicos (programa Arraigo).
En ambos casos, realizan prácticas en empresas, administraciones locales u otros organismos de municipios que cuenten con menos de 1.500 habitantes. La DPH, en virtud del convenio de colaboración suscrito con la Universidad de Zaragoza, concede el apoyo económico para financiar gastos como el alojamiento o manutención por jornada de prácticas, así como los desplazamientos por periodo completo de prácticas.
Desafío Huesca y Arraigo Huesca consiguieron el pasado año gestionar un total de 22 prácticas formativas en poblaciones de ocho comarcas de la provincia altoaragonesa. Desde Diputación, califican de “muy satisfactorio” el balance realizado por los estudiantes que probaron esta modalidad de prácticas rurales. Para saber si funciona El Cruzado ha hablado con tres jóvenes que han recalado en municipios de nuestro entorno.
Este Erasmus Rural que se lleva a cabo en las tres provincias aragonesas, no es único en España. De hecho, el Ministerio para la Transición Ecológica (MITERD), en colaboración con el Ministerio de Ciencia puso en marcha en 2022 la primera edición del Programa Campus Rural y al cual pertenece la Universidad de Zaragoza.
El Erasmus Rural de Rubén Viñals en Benasque
Si suben de excursión hasta el ibón de Gorgutes, en el valle de Benasque, quizá se encuentren a algún pescador con su caña practicando este deporte. Es legal, no infringe ninguna normativa ya que la legislación autonómica que rige en el Parque Natural del Posets Maladeta autoriza la pesca extractiva en un ibón o lago de alta montaña por cada valle. Y, en el caso del de Benasque, se permite en Gorgutes. Sin embargo, no obtendrá muchas capturas, más bien ninguna, puesto que la trucha no se desarrolla por encima de los 2.000 metros… Y Gorgutes se sitúa a 2.210 metros sobre el nivel del mar. Para salvar esta incongruencia Rubén Viñals ha elaborado un trabajo.
Viñals comenzará este curso el último año de Geografía y Desarrollo del Territorio en la Universidad de Zaragoza y se apuntó al llamado Erasmus Rural. Él mismo se puso en contacto con el Ayuntamiento de Benasque para desarrollar ahí sus prácticas. “He disfrutado de unos meses maravillosos porque he podido combinar el trabajo de campo con las labores de oficina”.
Ha trabajado codo con codo con Manuel Mora, alcalde de la villa, pero no como alcalde sino como presidente del patronato del Parque Posets Maladeta. “He ayudado a poner en marcha alguna de las ideas que él tiene”, indica. Ideas “que buscan un aprovechamiento del medio natural, pero sin perder de vista las afecciones que se derivan de la presencia del hombre. Y a lograr este equilibrio tan complicado, ayudamos los geógrafos”.
Entre las ideas en que ha trabajado encontramos la posible recuperación de Casa Cabellud. Un edificio hoy reducido a ruinas y ubicada en el camino hacia el Portillón.
Respeto y saber estar
Declara que se siente “sorprendido” de la riqueza paisajística. Y eso a pesar de que su familia lleva años veraneando en esta localidad y él, por supuesto, ha pateado mucho monte de este parque natural. “Además, tu punto de vista sobre la localidad y sus gentes cambia. Lo ves con otros ojos, no lo vives como una segunda residencia. En mi caso, me he enamorado todavía más” asegura este joven nacido y criado en Zaragoza.
No me resisto a preguntarle por muchos comportamientos que, los de aquí, observamos con estupor y no sin cierta vergüenza, en gentes de otros lugares (en la mayoría gran ciudad y que no parecen que sepan comportarse en el medio natural). Yo, los tacho de “paletos” y el joven estudiante no siente rubor en confesar que “a veces, él también se ha sentido un poco así. Creo que existe desconocimiento”.
Cualquiera que haya subido este verano a la montaña habrá observado cómo en Aigualluts, Ordesa, el Salto de Pozán se convertían en sucursales de la piscina de la urbanización. Los perros campaban a sus anchas y hasta se utilizaban cremas solares.
Viñals aclara: “En los espacios naturales los perros deben ir atados siempre y nunca se deben utilizar productos sobre la piel porque el residuo que dejan en el agua resulta muy dañino para la fauna. El monte no se respeta bien y aunque se lleva una gestión de la naturaleza para que se disfrute y vengan los turistas, estamos en la obligación de cuidarlo para evitar afecciones. En resumen, creo que falta concienciación de cara a lo que es una zona protegida y toda la riqueza que conlleva”.
Sobre el Erasmus Rural
En cuanto a su opinión del Erasmus Rural, lo califica como “super favorable” para los estudiantes ya que les permite trabajar de lo suyo y conocer otros lugares.